reflexión

Puertas que visten por dentro – Por Juan Pedro Rivero

No se crean que basta con tener en la despensa un par de tabletas de turrón y una sidra para tener garantizada la preparación de la Navidad. Para nada es suficiente con el acopio de lo necesario para una cena especial si falta el motivo por el que sentarnos a festejar esa noche. No basta la inercia de haberlo vivido antes o de mantener encendidas las bombillitas del año pasado.

Es importante, pero del todo insuficiente ese ritmo frenético de preparación de las cosas de afuera, si por dentro la Navidad no se desea como espacio de encuentro y fraternidad.

Planchemos las camisas y démosle lustre a los zapatos; bien. Hagamos que la peluquería nos peine bonitos; vale. Pero no nos contentemos con lo de afuera. La Navidad nos pide una elegancia interior capaz de ganar el perdón y la paz en la familia y entre los amigos. Esa gala interior no precisa grandes centros comerciales para comprarla. Está al alcance de todos los bolsillos con la única exigencia de desearla. De querer que las arrugas maléficas del interior sean reconciliadas y las esquinas feas de nuestra vida se conviertan en luceros de la mañana. El perdón y la paz se construyen desde el interior de cada uno de nosotros.

En esos espacios de discordia y guerra son muy necesarios los bombardeos de bondad y gracia que nos han traídos de lo alto. Es posible que logremos la victoria frente al remordimiento agrio que escondemos y logremos la paz del arrepentimiento reconciliado. Y para esa victoria ya se están abriendo las puertas.

Puertas de misericordia por las que entrar en esta extraordinaria Navidad que nos aguarda. En Roma el día 8 de diciembre; en la Catedral de la Laguna el próximo domingo 13. Y por todos los rincones, santuarios y espacios para lograr vestirnos por dentro, guapos y elegantes, para las próximas fiestas de Navidad.

La puerta de la misericordia se abre para nuestro bien. Porque, lo creas o no, aún no se ha inventado el pecado que Dios no tenga poder para perdonar. Pero hace falta entrar por esa puerta que nos viste por dentro.

@juanpedrorivero