política

Las urnas lejanas

Laureana y Manuel, durante la conversación que mantuvieron con DIARIO DE AVISOS. / ANDRÉS GUTIÉRREZ
Laureana y Manuel, durante la conversación que mantuvieron con DIARIO DE AVISOS. / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Laureana, de 83 años, y Manuel, de 87, quieren votar mañana. Se sienten ciudadanos y su ánimo es ejercer el derecho de sufragio, como han hecho siempre. Ella, quien padece una enfermedad que le reduce la movilidad, ejerció como catedrática de Lengua en un conocido instituto lagunero, y él, la abogacía. Pero están indignados: por segunda vez les han asignado un colegio electoral muy distante de su domicilio, y pese a que lo han solicitado a la Administración Pública, su petición no ha sido resuelta desde las pasadas elecciones.

Viven en La Laguna, concretamente en la avenida de Los Menceyes, en las proximidades del cruce de vías con Finca España y Guajara, y durante 50 años votaron en un colegio electoral cercano al cuartel de Ingenieros. Pero ahora tienen que hacerlo a muchos kilómetros de su casa, en el Centro Ciudadano de La Candelaria, casi en el límite con Santa Cruz. “Tras las votaciones de mayo acudí al Ayuntamiento de La Laguna y planteé el problema; tras votar medio siglo en el mismo sitio, me dicen que ese colegio electoral lo cerraron; aún así me dieron la razón y me aseguraron que esto se corregiría en las siguientes elecciones; pero no ha sido así”, relata Manuel.

Con criterio de jurista y elevado concepto de la ciudadanía, este octogenario ve “injusto” su caso, y cree que tal vez su queja sirva para que no se repitan casos como el suyo en otras personas, a las que anima a denunciar, ya que “la Administración Pública debe estar al servicio del ciudadano”.“Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero”, apostilla Laureana, con un refrán del idioma cuyo estudio y enseñanza ha sido su gran pasión. Pese a los problemas de movilidad, mañana intentará depositar su voto en urnas lejanas.
Para ellos las elecciones son sagradas. “Es un ejercicio democrático que debemos hacer si de verdad nos sentimos ciudadanos, pues hasta los que dicen que no les interesa la política, tienen que saber que basta encender la luz para que las decisiones políticas las notemos”, sostiene Manuel, abogado de sí mismo… y del amor de su vida.