después del paréntesis

Venezuela: casi, casi Siria

Los ingredientes que justifican el título de esta columna son visibles: fractura social propiciada por el oficialismo; civiles afines armados; Fuerzas Armadas sumisas gracias a prebendas que mejoran la situación de sus miembros frente al resto de la población; control absoluto del Parlamento; apoyo de líderes mundiales con idéntica concepción absolutista del poder; e importante incidencia en el mercado petrolífero ponen a Venezuela, a horas de sus próximas elecciones legislativas, ante un futuro similar a la actual realidad de Siria, más aun luego de que el presidente Nicolás Maduro amenazara con salir a las calles a defender la Revolución Bolivariana dando, según sus palabras, “un nuevo rumbo a la misma, si triunfa la derecha”. Algo mas que probable.

En suma. Si pierde el chavismo, quien controle la Asamblea Nacional (AN-Parlamento Unicameral) será combatido, lo que ya nada diferencia a Maduro de Bachar al-Asaad, aun con Vladimir Putin lejos pero proveyendo armas, y sin un Estado Islámico en suelo latinoamericano.

La desesperación por eternizarse en el poder impide a Maduro y al presidente de la AN, Diosdado Cabello, comprender que multiplicar la actual violencia política que incluyera la muerte de un candidato opositor puede acabar en una guerra civil innecesaria, justificándola en su inconcluso sueño de una invasión estadounidense y “la ultraderecha venezolana y latinoamericana”. Reiterado discurso de Maduro, Cabello, y el extinto Hugo Chávez.

Y eso no es democracia ni revolución, sino una involución política que puede ensangrentar Venezuela, pues ambos no solo no han comprendido los principios de la democracia, sino inclusive el cambio revolucionario declamado por Chávez: la legítima alternancia en el poder cuya ausencia criticaba a Adecos y Copeyanos. Despropósito solo concebible en quienes, emulando a Al-Assad, ambicionan el poder por el poder, y sus pueblos les importan un pimiento.

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