El dardo

Victoria opositora

Pasó lo que anticiparon las encuestas, aunque no de manera tan aplastante. A pesar de trampas y manipulaciones gubernamentales, la Mesa para la Unidad Democrática (MUD) ganó de paliza las elecciones legislativas frente al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados del Polo Patriótico. Las primeras reacciones de Maduro, Cabello, Jaua y otros mandatarios del régimen no son un modelo de comportamiento democrático -siguen echando la culpa de todo a la oposición, incapaces de reconocer su estrepitoso fracaso político, económico y social-, pero reconfortan en tanto en cuanto aceptan, aparentemente de buen grado, contra sus anteriores amenazas, la derrota electoral. Habrá que ver cómo se comportan en los próximos días y semanas porque a fecha de hoy parece más que difícil la cohabitación política entre la MUD y el PSUV, salvo que el chavismo modifique la línea seguida desde su llegada al poder, hace ya 17 años, y acepte de una vez la mano tendida de la oposición y sus afanes reconciliadores tras el contundente triunfo del domingo. O que el propio Maduro, en un eventual referéndum revocatorio que podría ser instado y aprobado para abril de 2016, cuando se cumple la mitad de su mandato, pase a mejor vida política. Pese a su utilización por el régimen, la milicia ha mantenido un reconfortante tono de neutralidad y, por lo que parece, ha exigido a los mandos de la Revolución Bolivariana la aceptación inexcusable de su debacle electoral, que podría desplazar al chavismo de algunos órganos de poder. Bastaría con que, de los 22 escaños por asignar cuando esto escribo, la MUD logre al menos dos, lo que le daría una mayoría cualificada con la que condicionar la política del Ejecutivo incluso en el caso de que Maduro solicite del Parlamento en funciones una ley habilitante para gobernar por decreto. La nueva Asamblea Nacional, que se constituirá el 5 de enero, seguro que propicia un diálogo nacional sobre los problemas del país, aprueba una ley de amnistía, remueve de sus cargos a miembros del Tribunal Supremo y el Consejo Electoral, prepara una reforma constitucional, trata de acabar con la violencia, la corrupción y el narcotráfico y pone en marcha nuevas normas económicas para sacar a Venezuela de la sima y el desabastecimiento en que ha caído.