el charco hondo

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Es posible que sea precisamente ahí, en el espacio que Handke describe en su Ensayo sobre el lugar silencioso, ahí, donde reina el silencio que facilita el reencuentro con la individualidad, con el yo que la presencia de otro distrae, ahí, justo ahí, donde los parlamentarios recién constituidos se hacen la pregunta en voz baja. ¿Y si disuelven las Cortes, y me pierdo la vida que iba a pegarme como diputado? Buscan algo de luz en los digitales, un resquicio de gobernabilidad que aleje el fantasma de las elecciones anticipadas. La desazón de los parlamentarios está más que justificada. Instalado en su habitual stand by, Rajoy parece bajar los brazos; y al PP, viendo que la ventolera de Sánchez no remite, se le ha puesto el cuerpo electoral como mal menor (¿dan por imposible la investidura de Rajoy, o es la última bengala para que quienes realmente mandan en el PSOE salgan en auxilio de la legislatura?). Ponen velas a todos los santos para que su estrella no sea fugaz. ¿Y si Sánchez logra armar su mayoría? Hay quienes empiezan a creer que lo imposible es posible, que sí se puede; pero las exigencias coloradas y los suyos alejan esa hipótesis (en las filas socialistas el secretario general reina, sí, pero no siempre decide). Para saber si definitivamente echará o no a andar esta legislatura hay que estar, no a la iniciativa del actual presidente, sino a lo que ocurra en la reunión que el PSOE celebrará el 30 de enero. Será ese día cuando, aislados en el lugar silencioso, los diputados empiecen a saber si habrá o no elecciones anticipadas. Sentados en el cuarto de baño, a solas con el yo que la presencia de otro distrae, en ese espacio alejado del ruido del que nos habla el escritor austriaco, solo el sonido de la cisterna logra acallar el miedo a perder el escaño y, en muchos casos, un puesto de salida en las siguientes listas electorales.