diario de coach

Apegos

La resistencia al cambio es fruto del apego. Nos sentimos fuertemente vinculados a personas, lugares, cosas o emociones, y esto no tendría por qué ser negativo si tales apegos no nos impidiesen alcanzar nuestras metas o emprender acciones en pos de nuevos desafíos. Lo único que no cambia es que todo cambia. Tenemos dos opciones: resignarnos a aceptar dichos cambios a regañadientes o liderarlos nosotros para que se alineen con lo que deseamos o necesitamos.

Tengo la costumbre, antes de comenzar el año nuevo, de hacer una limpieza general que va mucho más allá de quitar el polvo: es una revisión en profundidad de lo que conservo y de lo que tiro, de lo que guardo y de lo que elimino. Incluso tradiciones ancestrales como el feng shui, por ejemplo, son taxativas: cuanto más espacio hagas en tu vida deshaciéndote de lo que ya no sirve, más atraerás una abundancia que, a su vez, te servirá para vivir también una renovación interior.

Incluso psicológicamente, el quitar, tirar, regalar o reciclar tiene un efecto interno: estás pasando páginas, te estás dando permiso para “cambiar tu piel”, para abrirte a nuevas posibilidades. Cuesta trabajo imaginarse a los grandes líderes espirituales de la Humanidad, un Jesucristo, un Buda, un Gandhi, arrastrando consigo equipajes voluminosos. Cuanto más ligeros, más libres. Cuanto menos apegados, más serviciales. Cuando menos estancados, más fluidos.

¿Cuántas cosas guardas sin saber muy bien para qué? ¿Cuánto espacio te obligan a reservar? ¿Cuánto tiempo te roban? ¿Qué te están impidiendo recibir? ¿Qué hay detrás de tales apegos? ¿Acaso nostalgia? ¿Tal vez una sensación difusa de que lo guardas por si en un futuro lo puedes necesitar?

www.andresbrito.com