después del paréntesis

El ascensor

Se encuentra un cartel impreso pegado en la puerta de los ascensores del aulario de Guajara. Dice que los beneficiarios de los dichos elevadores los usen “solo cuando sea imprescindible”. Al lado una figura con silla de ruedas y ocupante y en la parte inferior del anuncio también. De manera que disloca lo visto y lo leído. Porque no se sabe muy bien a qué juegan los dignos dirigentes de esta universidad. Hay cuatro pisos en esa zona del campus, de la cafetería (en el nivel más bajo) a las aulas superiores. Los alumnos y profesores nos movemos por ahí. Luego, quien tales recomendaciones ve, se sorprende. ¿Los actuales dirigentes de la Universidad de la Laguna se han dado la potestad divina de proteger a sus fieles o algo se ha desencajado? Cabe conjeturar: se arrogan el derecho de preocuparse por la salud de sus fieles y por eso hacen subir los cuatro pisos a pie a los que por esos pasillos andamos o alguna cosa más grave ocurre. Por ejemplo que la ULL esté en mínimos y haya de economizar hasta del oxígeno que se respira. Así, cuanto menos funcionen los dos ascensores del aulario, ahorro. Acaso sea eso, porque las dependencias de la ULL se cierran a cal y canto en fiestas y fechas señaladas. Lo cual no se entiende del todo en las universidades serias que conocemos. Recuerdo una, Dinamarca, en la que viví: “aquí tiene usted las llaves de la Facultad”, me dijeron, “la de su despacho y la de la entrada”. Estaba obligado a asistir en el periodo de clases y de permanencias, indudable; pero fueron explícitos: “incluso los domingos, si lo desea; este recinto es suyo”. Se supone que en los despachos de los profesores hay materiales de trabajo, libros, documentos… que se utilizan; quiero decir, la universidad no es solo un recinto de horarios o de expansión sino de trabajo. ¿Por qué se interrumpe ese perfil?, ¿los actuales dirigentes de la ULL tienen asumido que la universidad no es un lugar de investigación en la que pasamos mucho tiempo ocupados? Sea, pues, deporte o ahorrar energía. Y en ambos casos la magnificencia regia debiera de explicarse. ¿O creen los actuales dirigentes de la ULL que no han de revelar asuntos tan graves ante los trabajadores y alumnos porque su nivel es muy bajo y no se enteran, ellos en las divinas nubes?
Mas, claro, como en el dicho anuncio la estampa dilecta es la de un paralítico, la cosa se complica. El cartel nos avisa de que o cojos o por las escaleras. Eso asumen los altos dirigentes de la ULL. Es decir, los ascensores no son artefactos que llevan o traen gente de sus niveles sino que están exclusivamente reservados para los impedidos. Lo cual es un insulto, una barbaridad paternalista e indecorosa. ¿Asumen separar a los “pobres” lisiados del común de los mortales? De modo que se entiende a estas alturas lo que los dichos dirigentes son. Por eso las barreras que cerraban el aparcamiento de los profesores en Guajara siguen rotas más de un año después. O lo que es lo mismo, eso que se llama demagogia hace que los trabajadores de esa zona de la ULL claudiquen de sus derechos, uno: tener aparcamiento propio por el bien de su actividad. Compartido con los alumnos, que cuentan con otro espléndido doscientos metros más abajo. Eso es lo que imponen: iguales. Son progresistas, pues, o algo parecido. Por eso ponen anuncios de esa clase en los ascensores, que pintarán de rojo, y acaso consideren con el tiempo que no estaría por demás hacernos cantar un himno “revolucionario” en el patio antes de comenzar a trabajar.