el charco hondo

Biomasa

Allá, debate. Acá, silencio. Allá, comparecencias pedidas, reacciones y comunicados de prensa. Acá, silencio. Allá, muchísimas voces denunciando que construir una incineradora de residuos vegetales, agrícolas, animales y urbanos en el puerto de La Luz y de Las Palmas conlleva riesgos extremos -abriría las puertas, entre otras cosas, a plagas ocultas en los cargamentos, apuntan-. Acá, silencio. Allá, aclarando que lejos de tratarse de una  apuesta verde, bucólica y pastoril, con la pretendida planta de biomasa provocarán que partículas y gases floten sobre la ciudad de Las Palmas. Acá, silencio. Allá, exigiendo explicaciones por haber declarado de interés general dicha planta y los técnicos de la Consejería de Sanidad emitiendo un informe desfavorable -con fecha de 27 de julio de 2015-; documento en el que, entre otros aspectos sustanciales, se alerta sobre determinados contaminantes atmosféricos derivados de la combustión de madera (el dióxido de nitrógeno, por ejemplo). Acá, silencio. Allá, van más lejos algunos colectivos y advierten de que las plantas de biomasa son contaminantes, con emisión de sustancias cancerígenas como el benzopireno. Allá, movilización ante la inclusión como proyecto estratégico de la planta de biomasa en el puerto de La Luz. Acá, silencio. Allá, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, el alcalde de Las Palmas, un par de grupos parlamentarios y algunos colectivos poniendo el grito en el cielo para rechazar lo de la planta de biomasa en el puerto de La Luz y de Las Palmas. Habiéndose considerado de interés general una planta de biomasa también en Granadilla, acá el silencio es tan sepulcral, extraño, aplastante y raro, que ignoramos qué piensan sobre lo de abrir las puertas a una planta de biomasa -en el sur de Tenerife- el alcalde de Granadilla, el presidente del Cabildo de Tenerife o la propia Consejería de Sanidad. Allá, reacción. Acá, silencio. Allá, respuesta. Acá, silencio. Allá, movilización. Acá, silencio.