tribuna

Brillan los cuchillos

Si algo están dejando claro los resultados de estas pasadas elecciones -tanto las legislativas del 20D como las autonómicas catalanas- es el bajísimo nivel de nuestros representantes políticos, enrocados en posturas que en nada les benefician y aun menos a las instituciones que tratan de representar. Y muy pocos se libran en esta tragicomedia en que parece haberse convertido la política nacional y qué decir de la catalana, con el inverosímil empate de los votos de la asamblea de la CUP y la agenda que Artur Mas enseñó imprudentemente a cámara y en la que se veía investido antes de tomar las uvas.

Quizás, de todas las declaraciones a las que asistimos, la más acertada sea la del secretario de Acción Política del PSOE, Patxi López, al admitir el “lamentable espectáculo” en que vive inmerso su partido. Sin duda, la campaña electoral llevada a cabo por Pedro Sánchez ha sido a todas luces mejorable, pero que Tomás Gómez o Antonio Miguel Carmona pidan su cabeza es un despropósito que huele a venganza personal mas que a una voluntad de renovación. Valga este como ejemplo del contubernio que se está amasando contra un secretario general que, sin duda, acierta al decir que cuatro años son pocos para corregir los desaguisados de Zapatero.

En el Partido Popular surgen algunos cuchillos, apenas sofocados por el miedo a perder el poder y, con él, las consiguientes canonjías. De momento, Mariano Rajoy es el candidato. Pero solo de momento. En los escasos amagos de pacto celebrados hasta hoy, nadie ha mencionado la exigencia de que otro miembro del PP le sustituya en Moncloa. Pero….¿y si esa fuera la condición sine qua non? ¿Qué dirían entonces quienes hoy apelan al sentido de responsabilidad y el interés de España?

Mientras, Iglesias y los suyos andan a vueltas con las dificultades de cuadrar a las muchas ramificaciones nacionalistas que anidan en su seno, con las que compartieron el paraguas electoral de las siglas moradas pero que ahora quieren grupo parlamentario propio debilitando al conjunto. La plurinacionalidad que ahora defiende Podemos empujado por sus ‘mareas’ y por la nueva lideresa de la formación, Ada Colau. Cosa que le va a costar más de un disgusto a Iglesias de repetirse las elecciones. Parece haber olvidado que el nacionalismo y la izquierda son incompatibles. Dando por hecho que no ha dado tiempo a que le sieguen la hierba bajo de los pies a Albert Rivera, pese a no lograr los resultados esperados, quien peor lo tiene son los socialistas. Susana Díaz teme que su partido pase a ser irrelevante antes de que le de tiempo de llegar a Madrid; así que ha acelerado la crisis. Y el resto de ‘barones’ ven en peligro sus pactos y su recuperado poder autonómico.
Convendría recordar que las luchas internas son siempre el origen del suicidio de los partidos políticos desde la recuperación de la democracia y la causa principal del abandono de sus votantes. La extinción de UCD es un buen ejemplo. Ellos verán lo que hacen.