A veces soy humano

La caducidad de la ilusión

La fecha parece propicia. En mi debate interior del recién estrenado nuevo año quiero creer que no, que la ilusión no se agota, no caduca, no se pudre siempre y cuando nos mantengamos con un halo de vida y un gramo de consciencia. Ya sea como concepto, imagen u objetivo, la ilusión es parte del combustible que nos mantiene vivos. Una ilusión puede ser una representación de lo que queremos, de lo que creemos tener asido a nuestras vidas, aunque también pudiera tratarse de una mentira dulcificada convenientemente. Sin embargo, realidad o bruma en el aire es necesario respirar y latir por ilusiones. Puede que la vida cotidiana nos golpee en los tobillos, nos haga tambalear y casi perder el equilibrio cuando algo o alguien nos socava la ilusión, pero mi experiencia me dice que hay que rehacerse y no consentirlo. Una persona sin ilusión, y que conste que en ocasiones mantener viva esa llama, ese brillo, resulta una empresa muy complicada; reitero, alguien sin ilusiones transita por la vida pero no vive. Bien es cierto que no siempre parece estar en nuestras manos ni nuestro destino, mucho menos esa útil herramienta para avanzar que es la ilusión. Por eso hay que proclamar a pesar de las dificultades, la autarquía ilusoria; la independencia unilateral para permanecer, no vírgenes pero sí firmes en esos objetivos o metas a veces inalcanzables.

También hay que tener presente que hay que cuidarse de los traficantes de la ilusión, de los mercaderes que juegan con las esperanzas ajenas y nos obligan a listar nuestras prioridades al ritmo que ellos marcan. La ilusión va mucho más allá que esperar por alcanzar algo confiando en que nos caiga del cielo. Además, es un concepto que casi nos viene de fábrica, porque no hay ilusión más inocente que la que disfrutamos cuando estamos en las coordenadas de valores de un niño. Vaya por lo tanto este alegato para enarbolar que, a pesar de todo, arrancamos este nuevo año con la ilusión, puede que ingenua, de alcanzar algunos de nuestros objetivos personales vitales.
@felixdiazhdez