soliloquio

¿Casta o caspa política?

Estos sí que son casta y caspa política -una suerte de notas chachis dolidos de la vida por las represalias sufridas por sus ancestros a causa de las razias de Isabel la Católica, mezclados con chicos litris con derecho a ser rojos primaveritas con aya. Son más largos que la cesta del pan, y llevan toda la vida medrando desde el departamento oscuro. Iglesias y compañía no me motivan confianza, entre sus huestes hay como no puede ser de otra manera gente de bien pero me recuerdan a la universidad, a sus teatrillos y sainetes políticos. Siempre los mismos y siempre siesos, con sus lecciones aprendidas de maestros por lo general aburridos; unos eran de Tierno, otros de Doreste, estos los socialistas que más tarde se unificaron en torno a Saavedra. La otra cuerda era la suma de todas las facciones comunistas, una franja lo suficientemente ancha para que cupieran todos; marxistas, comunistas de los últimos días, leninistas, trotskistas, batukistas, hasta estalinistas y otros, por lo general ajados de mirada gris, torcida y recelada, se mataban por un puestito en cualquier departamento por absurdo que fuera, el líder intocable era Cáceres “el Rojo”, un personaje igual de inteligente que de inaccesible. Sí, Iglesias & Co. Ltd. me recuerdan a aquella época y a aquellos pululantes. Al principio fue estalinista -entre anarquista y comunista de universidad-, luego primaverista del 15M, más tarde populista bolivariano -verdoncho-, y por último social demócrata digamos islandés, y, como pille poder me temo que impondrá el chándal abanderado en tonos rojos, amarillos y morados.

Como llegue nos vamos a enterar de lo que vale un peine. Bromas democráticas aparte, el pantallazo del bandolerito Iglesias el pasado viernes fue un truco más de la Co. Ltd. para sembrar la duda y provocar la ruptura del pesoe, además de allanar el camino para ver si hay suerte y se repiten las elecciones. Para todo ello, una vez más representó la “ficción de los equívocos”, no puedo olvidar las lágrimas del día de su toma de posesión junto a sus correligionarios. Se sintió ser Pablo Primero, se travistió de Soraya la Vice, formó su trozo de gobierno, y una vez más trató a Sánchez de Don Nadie. Como dijo Platón, se pasa de la timocracia a la oligarquía -lo conocemos-, de aquí a la democracia, y ésta engendraría la tiranía. Es decir, la lógica de los sistemas de gobierno los conduce a un aumento gradual de la degradación y la corrupción, un proceso hacia lo peor. Por eso no hay más solución que el Estado ideal gobernado por los que saben, esto es, los filósofos ¡Este no lo es!