sobre el volcán

Falta autocrítica en la limpieza

El debate sobre la limpieza en Santa Cruz de La Palma es recurrente. Ahora ha vuelto a aflorar la polémica, con el duro comunicado de los comerciantes del casco histórico de la capital palmera, en el que han pedido una solución urgente a esta problemática después de asegurar que han pasado “las Navidades más sucias de los últimos cuatro años”. La referencia cronológica no la entiendo muy bien o sí, pero bueno, creo que es lo de menos ante el grosor de la expresión utilizada para describir la situación de las pasadas fiestas. No tengo un medidor para detectar el estado de suciedad de la ciudad, pero de lo que sí estoy convencido es que en estos últimos cuatro años ha habido épocas mucho peores que estas pasadas fiestas navideñas. Incluso, creo recordar que algún artículo le dediqué al tema. Después han venido los típicos cruces de acusaciones entre los partidos políticos y declaraciones para todos los gustos buscando responsables de esta situación. Por curiosidad suelo preguntar a los amigos que vienen de fuera cómo ven la ciudad y muchos coinciden en que está limpia en comparación con los lugares donde viven, alguno de ellos, por cierto, en La Laguna, que parece ser el no va más en esto de la limpieza. Es verdad que quienes nos visitan no suelen salir del centro. Los barrios, tal vez, sean otra cosa. Imagino que en La Laguna sucederá igual. Pero también es cierto que los comerciantes que protestaron por el estado de la limpieza son los del centro. De mayor o menor intensidad, la realidad es que existe un problema, y la falta de limpieza preocupa no sólo a los comerciantes, sino a muchos vecinos que comentan esta problemática. Ante este hecho, el Ayuntamiento no puede mirar para otro lado. Y parece que va a tomar medidas incrementando la partida destinada para este servicio. Habrá que ver también el efecto que supone la entrada, si se produce finalmente, de Santa Cruz de La Palma en el Consorcio de Servicios. ¿Serán suficientes? Mucho me temo que no. Y no sólo por una cuestión de medios. En todo este debate, a mi juicio, falla una buena dosis de autocrítica ya no sólo por las instituciones, sino por los comerciantes y los vecinos. Si situamos el listón alto en la exigencia al Ayuntamiento en esta materia, debemos hacer lo mismo en nuestra conducta ordinaria. Vecinos y comerciantes tenemos que concienciarnos de que la limpieza de la ciudad depende también de nosotros. Si no respetamos los horarios para depositar la basura y tenemos un comportamiento incívico en las calles, tampoco nos podemos indignar cuando no tenemos la ciudad tan limpia como nos gustaría. Mientras tanto, la Administración municipal debe de alejarse de cualquier clase de conformismo y buscar todas las vías precisas para mejorar el servicio. Y si es necesario acudir a la externalización o privatización, para dejarnos de eufemismos, de la limpieza, si con ello entienden que puede dar mejores resultados, además de hacer cumplir la ordenanza de limpieza y uso de la vía pública con todas las consecuencias.