el charco hondo

Goles

En las redes sociales muchos han caído rendidos al azar estadístico, a la coartada que la casualidad les ha servido en bandeja. Consumidores de humor negro y mala leche, los abonados a la maldición de Ramsey han llegado a la conclusión, y así lo ventilan, de que los goles del centrocampista del Arsenal coinciden con la muerte de celebridades. A muerto por gol, según estos profetas cada vez que Aaron Ramsey mete uno fallece algún famoso. La cosa se ha desmadrado tanto que en las redes se preguntan a quién matará el siguiente tanto del internacional galés. Sin alcanzar la complejidad del diagrama de Karou Ishikawa (y su espina de pescado), el juego causa-efecto tiene al jugador del Arsenal o al alcalde de Tegueste bajo los focos, suscitando curiosidad, preguntándose unos cuantos si la relación que se establece entre dos sucesos -los goles de Ramsey, o las notas de prensa de José Manuel Molina rajando contra una parte del Gobierno- son interpretables en el territorio de la pura casualidad o de la inquietante causalidad. Huele que la relación que une los goles del centrocampista con las muertes atiende a las leyes de la casualidad. No es el caso de Molina. Que un alcalde de Coalición (ni de la CUP ni de Esquerra, de Coalición) mande una declaración de guerra disfrazada de nota de prensa, pues, en fin, que en este supuesto no suena a casualidad ni a improvisación. El comunicado de Molina desprende olor a reacción, no a acción; a efecto, más que a causa. Es impensable que el alcalde cargue de esa forma contra algún consejero de CC. Es poco probable (tirando a absolutamente improbable) que un alcalde de Coalición lance tamaño torpedo -parálisis de la Ley Canaria de Servicios Sociales o falta de respuesta, entre otros zarpazos- y que en CC se enteren por la prensa. Si la maldición de Ramsey es fruto de la casualidad, el gol que Molina le ha metido al ala socialista del Gobierno atiende a alguna causalidad que no deja muertos pero sí alguna herida.