tribuna

El nacionalismo que despierta – Por Carlos Alonso*

La diferencia entre los sabios y los tontos es que los primeros aprenden de los errores. Porque todos nos equivocamos. Y en el caso de las grandes organizaciones los fallos a veces ni siquiera son perceptibles, porque se producen de manera paulatina a lo largo de los años. El nuevo nacionalismo que representa Coalición Canaria se ha emplazado a sí mismo para una reflexión después de los resultados electorales de las pasadas convocatorias del 20 de diciembre de 2015. Sentimos que debemos reconectarnos con los sentimientos mayoritarios de nuestra gente. Es necesaria una sacudida que nos mueva y nos conmueva y nos acelere el metabolismo para situarnos otra vez en la percepción de los votantes. Porque seguimos creyendo que una fuerza nacionalista moderada es imprescindible para Canarias. Y porque pensamos que sólo desde la independencia de los poderes y controles centrales/peninsulares es posible servir a los intereses de estas Islas. El nacionalismo canario es tan peculiar como nuestra geografía. Si existe un territorio en el Estado que justifica la necesidad de su autogobierno sin necesidad de gastar saliva en defenderlo es el nuestro: siete islas fragmentadas y situadas a más de mil kilómetros del territorio peninsular. Pero nuestro nacionalismo no es otra cosa que una herramienta para ser iguales. No queremos ser mejores que otros territorios ni nos sentimos diferentes por ser más o menos que nadie. No deseamos tener más derechos que los demás, sólo derechos adecuados a nuestra realidad.

Un profesor que tiene veinte alumnos de diferentes edades y cursos no puede tratar a todos por igual, ni les puede encomendar las mismas tareas ni cargar con las mismas responsabilidades. Cada uno tendrá sus propias peculiaridades y dará lo mejor de sí de acuerdo a ellas. Tratar desigualmente a los desiguales es la única manera de garantizar que serán tratados justa y equitativamente. Pero no se trata de el viejo discurso de la Islas Canarias discapacitadas. No lo somos. Nuestra manera de enfrentar la realidad no puede reducirse a hablar una y otra vez de las compensaciones y ayudas. No sólo se trata de eso. Tiene que existir un equilibrio entre nuestras capacidades y las compensaciones ofrecidas desde el exterior. Los canarios debemos luchar para tener las mismas oportunidades, la misma capacidad para desarrollar nuestras potencialidades. No queremos ni lo que quiere la derecha neoliberal (que se acaben las ayudas porque son tóxicas y perjudican la capacidad de competencia) ni lo que predica la izquierda más radical (que el Estado sea el gran empleador de todo el mundo, el dador de subvenciones, ayudas y regalías). La virtud está, como casi siempre, en el equilibrio. Los nacionalistas creemos firmemente en la capacidad de Canarias para hacer cosas de éxito por sí misma. Nuestras islas son uno de los primeros destinos turísticos del mundo. Eso no surgió de la noche a la mañana. Ni lo hicimos solos. Pero es fruto de nuestro esfuerzo y de nuestra propia capacidad. Vivimos en un mundo cada vez más interconectado. Un mundo donde los capitales y el trabajo saltan las fronteras y van allí donde existen oportunidades. Y Canarias ha sido y es una tierra de oportunidades para inversores y trabajadores de todo el planeta. No hay más que mirar hacia nuestro mercado laboral y hacia las inversiones que se están movilizando en nuestras zonas turísticas, portuaria y comerciales. CC es un partido nacionalista del siglo XXI. No creemos en la autarquía económica porque es un modelo inútil. Ni en la gestión comunista, que fue un cementerio social. Ni en el neoliberalismo económico que no corrige las desigualdades sociales ni atiende a los más débiles. Una de las cosas que debemos revisar en nuestro análisis crítico de los errores cometidos en los últimos años es si el bienestar y el progreso que hemos conseguido en Canarias con el desarrollo autonómico ha llegado a todos por igual y ha servido para hacer más prósperas a las familias de las islas. Y probablemente acabaremos tomando medidas nuevas para corregir viejos errores. La gran crisis que hemos vivido ha servido para ver la fragilidad del mercado laboral, el altísimo costo que tiene la vida en las islas, el hecho de que la cesta básica de alimentos de nuestros hogares es de las más caras de España y que los sueldos están entre los más bajos del Estado. CC no puede estar ajena a todas estas realidades ni consolarse en las cosas que han ido a mejor, que son muchas. Tenemos que volver a encontrarnos con nuestros ciudadanos, pero en ese viaje no iremos con las manos vacías. Tenemos que volver a la calle, con nuestra gente, y decirles: “esto es lo que hemos aprendido y esto es lo que vamos a hacer”. Esa es la altura de los retos que nos esperan y lo que esperan los canarios que cuentan con nosotros para entenderle y defenderles.

*PRESIDENTE DEL CABILDO DE TENERIFE