Después del paréntesis

El nadador

La dirigió Frank Perry en el año 1968. Y es una película que cuenta la historia de Ned Merril, un apuesto chico de clase alta, nadador que fue, y vivió en Conneticut. Un buen día se le ocurrió una brillante idea: recorrer piscina a piscina el lugar, desde la casa de al lado hasta la suya de vuelta. El valle en cuestión estaba lleno de estanques en el jardín. Luego, hecho posible; así sucedió. Con ello, todas las historias consiguientes. De manera que, pongamos, La Baranda. Un buen día un chico toca en la puerta de tu casa para decirte que anda metido en una competición y necesita dos largos en tu piscina. Adelante. Incluso una cerveza si fuera menester. Hay ideas que no están mal y proyectos que se cumplen.

Luego, imposible; nada que hacer.

La derecha se obstina en hacernos creer, desde sus medios afines, una falacia sublime y una maldad sospechosa que tiene como base otra vez la mentira; dice que el problema de la actual situación política en España y del pacto imposible es que la izquierda (el PSOE en la punta) ha demonizado al PP. Nada más lejos de la realidad. En todo caso, quien ha demonizado al PP es el PP. Los señalados recuerdan la pasada legislatura, claro. Salvo algunos pormenores de lo que fue CyU al principio del mandato, cuando la derecha catalana ayudó a la derecha española a justificar los recortes en Madrid y la derecha española a aplicar los suyos en Barcelona, ni una sola de las propuestas parlamentarias de cualesquiera de los partidos de la cámara fue atendida. ¿Ese trabajo no servía, no contribuía a hacer país? No; quien hace y fundamenta al país es el PP. De manera que en su funcionalidad, la trama ideológica es quien decide, con decretos leyes y mayoría absoluta. Y en su promulgación un partido al que rebanarle la cabeza: PSOE. Porque PSOE señala la arista de su mando y de su poder. Así cabía recordar quién fue Zapatero, y cabía hacerle entender al PSOE que operar como oposición en asuntos de economía u otras salvedades con semejantes antecedentes…

Mas, como suele ocurrir en estos casos, la cuestión es esperar; siempre a las tortillas se les da la vuelta para que queden bien. Y en esas andamos. Aquellos que desplegaron tal responsabilidad política en pos del consenso en leyes fundamentales que afectan a los trabajadores, a la sanidad, a la educación, a la justicia, a los recortes o a los rescates ahora reclaman la misma responsabilidad a los excluidos y a los ofendidos. Ahora sí, no porque España lo necesite; lo necesita el PP para gobernar.
Por eso actuaron en la oposición como actuaron. Valió el voto de Coalición Canaria para que España no se fuera por el sumidero. El PP votó en contra. ¿En razón? No; quien proponía era el PSOE. No le importó usar el terrorismo al PP en contra el PSOE, de manera vergonzosa. Quien pudo ser el mejor ministro de educación de España (Ángel Gabilondo) no lo fue. Después de pactar con todos los sectores y partidos políticos, el PP se opuso; la ley era del PSOE. ¿Y ahora el PSOE le dará el gobierno al PP sin contrapartidas, por responsabilidad?
El gran estadista Rajoy está atrapado, por como son, por como han actuado… Son transparentes, incluso en la corrupción.
Es decir, el PP desajustado y fuera del panorama. De donde, otros han de dialogar. Pedro (P) y Pablo (P), como en los Santos Evangelios. Que curioso, PP, el destino inevitable de España, cual comentan los ofendidos.