acabo de llegar

Otra vez la sintaxis

Llevo no sé cuánto tiempo sin acercarme atentamente a los problemas (abundantes y serios problemas) que atañen a la vida gramatical; no porque me falten ocasiones, sino para no molestar a algunos de los amigos que me dicen, con toda la sinceridad del mundo, que sin entrar en la ortografía y la sintaxis, hay detalles y sucesos de los que yo debería ocuparme si de verdad me preocupa la situación del mundo en general o la de España en particular. Por supuesto que me preocupan, y mucho, tales problemas. Me asustan, incluso. Me preocupa lo que ocurre en Irán, Egipto, Libia, Palestina, Grecia, Siria, Venezuela… Y me preocupa, naturalmente, la situación de España, nación en la que he nacido y he vivido siempre y en la que existe, según me dicen, un territorio llamado Cataluña.

Pero he dicho muchas veces que de política no entiendo, no solo por mis limitaciones o cortas entendederas, sino porque hay cronistas (así los llaman, al menos) que, en lugar de contarnos los acontecimientos como en realidad han ocurrido, lo cambian todo si con ello ayudan a los partidos en que descansan sus simpatías. Así que dejaré, al menos por ahora, a la dichosa política para enfrentarme a esas incruentas luchas que sostienen la ortografía por un lado y la sintaxis por otro para subsistir como Dios manda. Solo pretendo ayudar un poco a que nuestra lengua no se deteriore tanto cada día.
Escribo este artículo el día 3 y ya he encontrado dos situaciones que se me antojan enojosas, aunque tal vez no lo sean (considero necesario aclarar que los errores de los que voy a ocuparme los he encontrado en la prensa diaria isleña. Denles ustedes a la voz isleña la amplitud que les apetezca). Y voy con el primer error: En la primera página de un diario leo un pie de foto que dice así: “Al equipo madrileño le bastó tres minutos de inspiración y un poco de fortuna para adjudicarse tres puntos merecidos”. Me dice un amigo, licenciado en Románicas, que él no logra ver en la frase copiada por mí ningún error. Yo sí lo veo. Clarísimamente, además. El verbo bastar se ha empleado en la tercera persona del singular del pretérito indefinido (hoy llamado pasado simple). Como se habla de tres minutos en lugar de uno, opino que el verbo debió emplearse en plural. O sea, bastaron en lugar de bastó. Mi amigo sigue insistiendo en que el autor del pie de foto hace referencia a la voz equipo, que está en singular aunque se refiera a un nombre colectivo. Pero no logra convencerme. El verbo cuestionado no se refiere a equipo sino a los tres minutos que necesitaron los madrileños para hacer lo que hicieron. Así que me gustaría saber hacia donde dirige el lector los tiros en esta cuestión que a mi se me antoja sencilla.

Segundo error: “Para el próximo año necesitaremos un esfuerzo extra por parte de ustedes. Se los digo hoy para que lo vayan preparando con tiempo”. Lo que el columnista quiere comunicar a los lectores es solo una cosa, solo una (que nos vayamos preparando). Y, aunque nos lo hace saber a varias personas, a todos los interesados en el asunto, no debió escribir “se los digo”, sino se lo digo. Porque repito que se quiere comunicar un solo asunto, aunque su petición vaya dirigida a muchas personas. Gracias a Dios, mi amigo licenciado está esta vez absolutamente de acuerdo conmigo lo que, sin embargo, no le permite borrar su error anterior. En el supuesto, claro está, de que yo tenga razón en este punto de vista.