otras coordenadas

Psicopatías postelectorales

Visto el resultado de las elecciones nacionales del 2015, nos encontramos ante el panorama político más abierto desde la Constitución del 78. El cambio principal reside en el paso del actual bipartidismo, al juego de cuatro opciones nacionales. En los sondeos todos estaban por encima del 15% y el PP se despegaba cercano al 30%. Nuevamente la realidad se separa de la ficción de los sondeos. Cuatro fuerzas en escalera desde 123 a 40, forman dos bloques de 163 y 159, que se alejan de poder conformar mayorías, salvo en la opción de las dos cabezas. Dos factores a destacar, el bloque de las opciones nacionales, sumando IU, pasaría del 80% a casi el 90%, perdiendo los nacionalistas la mitad de su peso electoral. El bipartidismo PP, PSOE, perderá un tercio de su poder, del 73,4% al 51%, que ocuparán las nuevas fuerzas emergentes, Ciudadanos y Podemos, comiéndose este tercio y la mitad del voto nacionalista, casi el 40% entre ambos.

La globalización y el factor generacional, los jóvenes, son motores de este cambio. La pérdida de confianza en el bipartidismo tradicional se ha quebrado por aquí. Nos dice Zygmunt Bauman, sociólogo polaco, Príncipe de Asturias 2010, autor del concepto de la Modernidad Líquida, que ésta es la consecuencia inevitable de la sociedad posmoderna, ligada a los cambios propios de la globalización. Estamos, señala, ante el conflicto de una sociedad sólida, con seguridad, contenidos y valores, contra una sociedad líquida, de movilidad e incertidumbre. Ello obliga a hacernos con una identidad flexible y versátil, que haga frente al cambio. Siendo por tanto los cambios de este calado, no debe asombrarnos el estado de psicopatía del momento electoral. Perdida la confianza en las razones y contenidos de los programas políticos, nos hemos lanzado a evaluar la psicología del candidato, sus habilidades sociales. Ya Daniel Goleman en su Inteligencia Emocional (1999), o Antonio Damasio en Y el Cerebro creó al Hombre (2010), nos demuestran que el comportamiento y decisiones humanas están regidas al tiempo por razones y emociones. Por eso nuestro artículo de hoy aborda las psicopatías de cada opción electoral, entendidas éstas como la distancia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Todos los partidos y también nosotros que votamos, tenemos nuestras psicopatías, que analizamos.

-Primera psicopatía. El PSOE de Pedro Sánchez. Para que alguien compre un producto tiene que ofrecerle confianza y que el producto sea el mismo en cualquier sitio que lo compre. Sánchez es joven en un partido viejo. El núcleo de su mensaje no es propio y defiende la vuelta al pasado, pretendiendo deconstruir la educación, el empleo, la nación y los partidos. Su federalismo asimétrico no ha sido capaz de explicarlo. De hecho es imposible conceptualmente que los federalismos lo sean. Para superar la sociedad líquida de movilidad e incertidumbre, Sánchez tiene que regresar al presente. Zapatero dos.

-Segunda psicopatía. Podemos de Pablo Iglesias. Empezó en la revolución bolivariana y ahora se vende bajo el paraguas de la socialdemocracia sueca, que ya no existe. Ésta después de quebrar el bienestar sueco, se ha reconvertido en una democracia liberal, en la que salen las cuentas. En general son capaces de organizar el gasto, pero sin resolver el ingreso. Con las ventajas del joven sin experiencia de gobierno, que no de imagen y medios. Es la lógica respuesta a la crisis del “capitalismo de amiguetes”. La Tuerka.
-Tercera Psicopatía. Ciudadanos de Albert Rivera. Desinquieto como su opción política. Ha descubierto sin acierto su referente en Adolfo Suárez, que siendo de centro no era liberal. Suárez fue un producto de su época, que organizó una opción política imposible, ajena a la iniciativa privada como agente social. Pretender tener lo mejor de la izquierda y de la derecha es anómalo, cuando hoy el conflicto se centra entre lo público y lo privado. Atender este equilibrio, desequilibra a Albert Rivera. Le impulsa su claridad con España y equívocamente su defensa de lo joven como categoría. Como dice, La Ilusión.

-Cuarta Psicopatía. El PP de Mariano Rajoy. Mariano juega con cierta ventaja, los gallegos tienen integrada la psicopatía en el disco duro. En la tesis de este artículo, ya no es posible defender una sociedad sólida, viviendo en un mundo líquido. Perdida la confianza en el discurso político de quien ganó prometiendo bajar impuestos y subió cuarenta. Quien rescató la economía y los bancos pero no a las personas, deconstruyendo el mapa de las clases medias nacionales. Sin un discurso nacional claro, nos ha conducido a tierras desconocidas.
Pedirle al pueblo que no se equivoque es imposible, cuando sus líderes están perdidos. Nuestra primera psicopatía reside en pedir al tiempo bajar los impuestos y hacer crecer el Estado. Conciliar una sociedad que aspira a vivir subvencionada con otra creativa y necesitada de una política nueva, con oportunidades para todos. En el modo tradicional la primera anula a la segunda. España carece de una sociedad civil, capaz de equilibrar nuestro Estado sobredimensionado.

*ARQUITECTO Y URBANISTA