tribuna

Alfonso Morales y Morales

Hay personas que pasan por la vida dejando surcos de amistad, cultura y ciencia. Alfonso Morales y Morales, académico y doctor en Farmacia por la Universidad de Barcelona, ha sido ese hombre cuya vida dedicó no solo a su ciencia adquirida en la Facultad de Farmacia de Santiago de Compostela, de la que fue nombrado Alumno Ilustre, sino que se entregó también a los ambientes culturales de la Isla.

El pasado 2 de febrero, día de La Candelaria, nuestro buen amigo de tertulias literarias, de su quehacer entre fármacos y pomadas, dejó de existir. Triste noticia para sus familiares y para el mundo de la cultura en Tenerife. Hombre inquieto en sus investigaciones en bibliotecas, de algunas de ellas ocupó el puesto directivo, como el de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.

Su calidad humana le distinguía de una manera especial. Enamorado profundamente de su carrera, de aquí que llevara a cabo un trabajo interesante de las boticas en Tenerife, en su libro Perfiles de Farmacia, desde sus orígenes hasta el día de la fecha.

Pero no solo eso. En sus horas libres, buscaba el tiempo necesario para escribir sus artículos, siempre de temas de actualidad en el periódico El Día. Información, opinión, arte, publicaciones literarias, historia, eran sus temas favoritos.

El último de sus libros que llegó a mis manos, La Biblioteca del Real Casino de Tenerife, narra su historia a través de las actas de esta centenaria entidad. En la dedicatoria me apostilla que “fueron seis años irrepetibles” de su vida. Su espíritu de saber y de encontrar la noticia que llevaría a sus libros las encuentra en las bibliotecas de la Universidad de La Laguna, del Ateneo y el Círculo de Amistad XII de Enero.

Alfonso se denominaba “boticario inquieto que ha hecho de su rebotica un lugar de estudio y de trabajo”.

Su hombría de bien le llevó a ser distinguido Farmacéutico Ejemplar 2001 de Santiago de Compostela y Académico de la Real Academia de Medicina de Santa Cruz de Tenerife, Hidalgo de Nivaria y otras distinciones y premios.

Se nos fue un gran ciudadano, un gran amigo de sus amigos, que pregonaba a los cuatro vientos las bellezas, las panorámicas, el arte, la religiosidad, la ciencia y el acervo cultural de su Isla. Su nombre quedará impreso en la historia de los grandes hombres de Canarias.