muay thai

Derrota con honor en el infierno de Birmania

Aitor Alonso posa en un cartel de un evento de Thai Fight. / DA
Aitor Alonso posa en un cartel de un evento de Thai Fight. / DA

Una derrota que sabe a sangre, sudor… y a victoria. Aitor Alonso despachó sin ningún reparo su primera experiencia dentro del salvaje mundo del lethwei. El fajador tinerfeño se adentró en el arte marcial más extremo del mundo y cayó con honor, como le gusta a los birmanos, dando la cara y dejando la de su oponente hecha un cuadro.

Y es que después de tres días de espera le llegó la hora de la verdad, de demostrar de qué material está hecho. Y Aitor Alonso mostró su carácter indomable y su condición de hombre de acero frente a un rival, el ídolo local Soe Lin Oo, cuya condición fue sospechosamente mayor.

En un arte marcial donde la sospecha del dopaje de los púgiles locales va más allá de una simple duda, Aitor se encontró enfrente con lo que definió como “un búfalo”. “Su cabeza era dura como el suelo”, aseguraba entre risas al finalizar la contienda celebrada en Rangún y de la que salió como perdedor en los resultados pero como vencedor moral de un pleito que manejó con una veteranía más propia de un birmano que de un hombre afincado en Tailandia y especialista en muay thai. Aitor trabajó a la perfección en los dos primeros asaltos, con codos, manos y pateos duros más rodillas al cuerpo cuando el birmano entraba en una distancia más peligrosa.

Soe Lin Oo, que terminó con tres heridas en su cara y una que necesitó hasta de 15 puntos de sutura, tuvo que cambiar la estrategia en el tercer asalto y entrar en un cuerpo a cuerpo con puñetazos de trayectorias diferentes a las que Aitor maneja en el muay thai.

La suerte estuvo del lado del birmano que cazó dos veces al tinerfeño poniendo fin a la agonía a la que le estaba sometiendo. “En el tercero empezó a correr a por mí y me cogió con unos uppercut que no estoy acostumbrado, pero bueno, me quedo con que todo el mundo salió muy contento, los promotores me felicitaron y él me levantó el brazo”, reflexionaba ya en su periodo de descanso Aitor.

Así acabó el rostro de Aitor después del combate con Soe Lin Oo, el birmano, por su parte, necesitó de 15 puntos de sutura en una de las tres heridas que se llevó en la cara. / DA
Así acabó el rostro de Aitor después del combate con Soe Lin Oo, el birmano, por su parte, necesitó de 15 puntos de sutura en una de las tres heridas que se llevó en la cara. / DA

“Eso de pegar puños en el cuerpo a cuerpo es totalmente diferente, si no hubiese sido por eso no podía conmigo, pero me voy contento con la experiencia y estoy seguro de que la próxima vez tendré mucho más cuidado con esos puños”, aseguraba Aitor dejando claro que “habrá una próxima vez”. “Si hubiera sido con guantes el birmano no hubiera tenido nada que hacer conmigo, pero bueno, esto es así, estas son sus normas y yo las acepté”, señaló el tinerfeño, que ya emprendió el largo viaje de regreso hasta Pattaya, donde volverá a su rutina habitual.