sin pelos en las teclas

El marxismo está – Por Cecilio Urgoiti

Hay que restablecer a Marx. Hay que restablecerlo, entendiendo que todas sus enunciaciones no eran resultado de una mente inclinada a la revolución por la revolución, ellas son fruto de un análisis político y económico y sobre todo social y para la sociedad en conjunto, para el proletariado. En la sociedad, una vez adquirida la información y constatados los hechos que nos tocan vivir, saltamos indignados y desarrollamos cambios profundos, cambios que marcan las pautas y planean los futuros avances. Tan digna fue la revolución liberal, como puede ser cualquier otra. No me vengan ahora con aquello que siempre sirve de excusa a los conservadores, “que eran otros tiempos y en circunstancias diferentes”. El liberalismo se ha transformado como hábil camaleón y hoy es ese sutil “neoliberalismo” ladrón, tramposo y hasta asesino con licencia, en forma de toda la artimaña legal que le permite la manipulación de la ley. El marxismo es hoy válido, si hemos de buscar la alternativa al neoliberalismo, hemos de globalizar o, mejor aún, mundializar, para adaptar a ellos al marxismo, ojo, no confundir con leninismo o estalinismo y en menor sentido, el trotskismo.

Si llegáramos a negar el materialismo histórico y dialéctico, que no es otra cosa sino el método de análisis de la realidad. Siendo este el que todo marxista que se precie se obligue a tener como guía y, por consiguiente método, a la hora de aplicar el análisis, perderíamos la condición que fundamenta la lucha de clases. Su sensata aplicación ha sido válida para obligar al capitalismo en la medida que lo hemos hecho. Este, el capitalismo, ha evolucionado más e incluso mejor que lo que la lucha de clases le ha hecho evolucionar. Si el marxismo no ha muerto a día de hoy, no es porque tenga capacidad de adaptación, sino por ser el único antídoto, hoy y ayer, válido y aplicable, porque ha existido desde que el capitalismo como tal surgió, dejando claro que el propio capitalismo históricamente ha adoptado cuantos nombre ha necesitado para su sutil supervivencia, hoy globalización, ayer imperialismo, por citar las más relevantes, y sí ha tomado las más diversas formas, un mecanismo que ha vivido por y para la pervivencia del sistema de explotación del hombre por el hombre.

Hay un momento en el que se genera una confusión y vemos que la fuerza de trabajo aparece protegida por el Estado, de la brutalidad capitalista, ciertamente son espejismos muy bien estudiados y con mejor puesta en escena. Pero luego el capital la aprovecha, son impulsos aparentes en formas, algunas veces de cambios de gobierno y otras, en formas de apertura crediticia, que tras el tiempo prudencial, para ellos, el capital, se transforman en aparentes y mentirosas crisis, de renombre mundial, que terminan llevándose todo lo que nos decían que eran ahorros, que ellos nos guardaban. Es siempre la mentira una de las constantes de la avaricia capitalista. Y con ello se da explicación a la existencia de ciertas prestaciones sociales, tales como sanidad, educación… Que no son sino necesidades del capitalismo a día de hoy. Cuando la especialización humana fue vital y necesaria para el avance tecnológico, se avanzó tanto en educación y en medicina, el hombre era vital para el impulso y su hacer necesario. Era la contrapartida a esa prestación necesaria para el capital. Llegado el momento de la era de la informatización y de la robótica, aparecen grandes maquinas que sustituyen al ser humano, llegado aquí, el hombre pasa a segundo término y los avances en medicina y los estudios se paralizan. Son esas técnicas, en apariencias nada científicas, pero de eficacia demostrada. La caída de un banco ha sido la peor crisis y lo que ocurrió es que interesaba la caída del banco, los que cayeron generaron el cierre de créditos, en román paladino, “hacer caja, el capital” y dar un impulso al neoliberalismo, y de paso, recortar libertades. Perjudicados el trabajador, sin empleo y sin ayuda. Ya no hacia falta la ayuda, la robótica es el sustituto que no hace huelga, por ejemplo.

Sí, el Marx padre de la sociología, economista, filósofo vive, aunque algo detenido socialmente. El Marx revolucionario, el Marx del materialismo histórico y dialéctico se eleva sobre su propia condición, despojándose de su propia historia y se erige como única solución real a las contradicciones que en nuestra realidad vivimos. El dislate solo genera irracionalidad y nuestra misión histórica es acabar con ella, permitir la vida digna, no permitir que nos sigan explotando. La democracia es participativa, y es participativa por ser las decisiones la base del todo para todos. El marxismo hoy vive, quien no vive es la socialdemocracia.