Miles de personas abarrotaron hoy las calles de la capital palmera para recibir a la Negra Tomasa, personaje emblemático de la fiesta de Los Indianos, y que marca el comienzo de este tradicional evento que parodia el retorno de los emigrantes que a principios del siglo XX que llegaban enriquecidos desde América.
Los sones y ritmos cubanos, trajes de lino y el ron de caña y el tabaco, y por supuesto el polvo de talco, contribuyen al cambio de fisonomía de la ciudad de Santa Cruz de La Palma para convertirla en un trasunto de La Habana.
Durante todo el día, la fiesta tiene tres puntos neurálgicos: la plaza de la Alameda, el puerto capitalino y, sobre todo, la plaza de España, rebautizada en este día, como Plaza de La Habana.
Desde primera hora de la mañana, las orquestas y grupos de música cubana, comienzan a poner por todos los rincones de la ciudad el sonido de este día; y es que el lunes de Carnaval sólo está permitida la música con raíces cubanas.
A las 10:30 horas comenzaba la actividad en la plaza de España, con la participación de los actores Antonio Abdo y Pilar Rey, creadores de La Espera, una primera parodia que dio lugar posteriormente a la Fiesta de Los Indianos, tal y como se conocen hoy día.
A esa misma hora empezó a sonar la música cubana con el grupo Cuarto Son y con los ritmos de Orillas del Son, hasta la llegada de la Negra Tomasa a la plaza de España.
El personaje más popular del Día de Los Indianos, la Negra Tomasa, entrañable personaje encarnado por Víctor Díaz Molina, Sosó; tras arribar al puerto de Santa Cruz de La Palma en una embarcación en la que también llegaron sus familiares y séquito, hace su presencia pública en la Plaza de España, dando así comienza de manera oficial a la gran celebración de Los Indianos.
En esta edición, el cónsul general de Cuba en el Archipiélago, Ulises Barquín Castillo, tras descubrir la placa que rebautiza por un día a la plaza de España como plaza de La Habana, ha dado la nacionalidad cubana a Víctor Díaz Molina Sosó, por sus más de 20 años acercando La Palma y Cuba con este entrañable personaje carnavalesco.
De ahí en adelante, todo es fiesta. Por la tarde tiene lugar la gran batalla de polvos talco, donde el ayuntamiento reparte más de 5000 botes de polvos talcos, para rememorar así un suceso histórico acaecido en el la ciudad cuando un carguero arribaba a Santa Cruz de La Palma con una partida de harina en mal estado, que fue lanzada a todos los transeúntes.