CB CANARIAS

El ocaso de los dioses

Phillips dio la espantada en Valladolid| DA
Phillips dio la espantada en Valladolid| DA

La participación en Copa del Rey del CB Canarias en el curso 87/88 estuvo marcada por cuestiones extradeportivas y no por lo sucedido en el parquet. El Joventut se confirmó como bestia negra copera de los aurinegros, que volvieron a caer con los badaloneses (87-107), pero lo más llamativo fue que Eddie Phillips y Mike Harper, ídolos insulares, quedaron marcados debido a una situación especialmente llamativa.
La Copa del Rey de aquel año se jugaba en el Polideportivo Pisuerga de Valladolid y, en los dos encuentros jugados en temporada regular contra el Joventut, el CB Canarias no había conseguido ganar ninguno de ellos, pero, por lo sucedido un año antes en Santa Cruz de Tenerife, los insulares pensaban que podían mirar a los ojos a la Penya.
Uno de los principales motivos de que no fuera así fue que Eddie Phillips no llegó al encuentro a la hora que comenzaba. El interior estadounidense había abandonado la concentración de Valladolid para viajar hasta el aeropuerto de Madrid-Barajas porque allí se le había quedado una maleta con regalos para sus familiares en Estados Unidos, a donde viajaría después de la Copa del Rey.
Ni corto ni perezoso, Phillips llegó con el encuentro empezado al Pisuerga y explicó que aquellos regalos “eran más importantes que el partido”. El estadounidense dejó bien claro lo poco que le importaba el encuentro porque jugó a principios del segundo tiempo, exactamente 1,17 minutos, que fue lo que tardó en cometer tres faltas para luego ser descalificado por los colegiados.
Su compatriota Mike Harper había elegido el mismo camino. Ya lo había hecho en la anterior jornada liguera, frente al Grupo Ifa-Español, y en aquella eliminatoria de Copa anotó siete puntos, mientras que Phillips se quedó en dos. Aquello era la gota que colmó un vaso que había empezado a llenarse muy pronto, en dos torneos de pretemporada en Lanzarote y La Laguna. Pero aunque Harper y Phillips no quisieron, sí lo intentaron el resto de sus compañeros.
El Joventut se puso muy rápido por delante en el marcador (31-41, min 10). La diferencia al descanso sería ya de 16 tantos (38-54) con un Miker Harper que, sin intensidad, había logrado anotar únicamente dos puntos. Germán González era el único jugador capaz de hacer daño al Joventut, que estaba entregado a Jordi Villacampa y Reggie Johnson, autores de 54 puntos entre ambos.
José Carlos Hernández Rizo puso en pista tras el descanso a Carmelo Cabrera, que con casi 38 años dio empuje a los suyos. Carmelo metió 20 puntos en los 18 minutos de los que dispuso en la segunda mitad, lo que le valió la ovación de un Polideportivo Pisuerga en el que había jugado como local años antes.
Pero el marcador iba camino de ser escandaloso (72-42) pero Alfred Julbe, entrenador del Joventut, empezó a mover su banquillo y su capacidad de anotación, unida a cierta relajación, bajó lo suficiente como para que el CajaCanarias pudiera maquillar algo el marcador.
Los 20 puntos de renta final de los verdinegros reflejaron a la perfección la diferencia entre ambos conjuntos, aún más después de que los dos dioses aurinegros decidieran que no querían seguir en el club en el que se dieron a descubrir en España.
El triple
Aquella Copa iría a parar a las vitrinas del FC Barcelona en una de las finales más recordadas de la historia. Cuando solo quedaban algunos segundos para que acabara el encuentro, los jugadores del Real Madrid, rival barcelonista aquella tarde, decidieron defender con varios hombres a Chicho Sibilio, el mejor tirador del FC Barcelona, dejando solo en una esquina a Nacho Solozábal. El base no se lo pensaría, logrando que su equipo se impusiera por 84-83. El trofeo, como ya había sucedido un año antes en Tenerife, se marchaba a la Ciudad Condal una edición más.