EL CHARCO HONDO

Opción

Cuando los actores principales carecen de la aptitud que exige una negociación compleja, las probabilidades de éxito son escasas (y si la actitud tampoco acompaña, peor). Como apunta Juan Roure, dándose tal situación la única forma de desbloquear el atasco pasa por cambiar a los interlocutores. Los políticos españoles muestran un déficit de cultura negociadora, advierte, y con razón, este ingeniero por Stanford. Atendiendo a su hilo conductor, quienes ahora están al frente de los partidos no cuentan con preparación –ni hábito, por culpa del bipartidismo– para afrontar con solvencia este rompecabezas parlamentario. La sombra de las elecciones anticipadas crece porque estos dirigentes están reñidos con las capacidades intuitivas que requiere el momento o, como ocurre con Sánchez, porque el tic-tac de su personal e intransferible cuenta atrás –presidente o nada– lo inhabilita para un análisis razonable de lo que su partido realmente necesita. Las urgencias de Sánchez ya no son las del PSOE. A años luz de la foto triunfal que su equipo comercializó este sábado, tirarse a la piscina del pronunciamiento de los militantes socialistas raya lo inocuo (podría afear la decisión del Comité Federal, poco más), no así que le hayan puesto las primarias en mayo, es decir, presidente o nada porque si hay elecciones en junio ya serán sin él. No lo tiene fácil el rey. Con Rajoy enredado en redadas y Sánchez pendiente de que su partido lo decline, el pinchazo invita a sustituir a los interlocutores para desbloquear la situación –en línea con el consejo de Roure-, pero no se les ve por la labor. Rayando lo inviable un pacto de izquierdas, Sánchez tiene otra opción: proponer un Gobierno PSOE-Ciudadanos con los populares absteniéndose para facilitar su investidura (¿acabará en esta fórmula este atasco?). Si sigue intentándolo con Iglesias, Sánchez volverá a la Universidad en mayo y Rajoy –no negociar es una forma de negociar– será otra vez presidente en febrero.