Tertulia habanera

El padre Félix Varela, piedra fundacional de la nacionalidad cubana – Por Othoniel Rodríguez

El sacerdote, profesor y filósofo cubano Félix Varela y Morales nació en la ciudad de La Habana, en la calle de los Obispos, entre Villegas y Aguacate. Fue bautizado en la iglesia del Santo Ángel Custodio del casco histórico habanero, en la misma pila bautismal que años después se utilizó para otro gran patriota cubano, José Martí. Desde muy niño, Varela sintió vocación por el sacerdocio y se distinguió por su gran inteligencia y piedad. Su patria y su fe fueron dos motivaciones fundamentales en toda su vida.

En 1801 ingresó en el colegio y seminario San Carlos y San Ambrosio, una de las más importantes instituciones docentes del siglo en América. La presencia como alumno primero y profesor después, dejó una imborrable y honda huella en el seminario, donde formó una ilustre pléyade de discípulos. Basta recordar algunos nombres: José Antonio Saco, Domingo del Monte y José de la Luz y Caballero, en los cuales inculcó el amor a Dios, a la patria y a los seres humanos. Asimismo, fue notable su contribución al desarrollo de las ciencias y las letras en Cuba. Amante de la música, interpretaba el violín y también impartió clases de esa especialidad. Pero su contribución a la cultura cubana fue más allá de las aulas. Fundó la primera sociedad filarmónica de La Habana, ingresó en la Sociedad Económica de Amigos del País y escribió obras de teatro y libros de filosofía para acercar a sus alumnos al mejor conocimiento de la época. Varela fue un adelantado de su tiempo y un ejemplo lo tenemos en su más alta labor académica, en el año 1821: la inauguración de la primera cátedra de constitución de América Latina, la cual llamó Cátedra de la Libertad y de los Derechos Civiles.

Con 35 años y a propuesta del obispo Espada, el padre Varela fue elegido diputado en las Cortes Españolas para representar a Cuba ante el Parlamento, donde se confeccionaban las leyes a partir de la Constitución. Allí levantó su voz a favor de los más desposeídos y en contra de la esclavitud. A un año de estar representando a sus compatriotas y por diversos motivos, tuvo que salir de España rumbo a Estados Unidos. Y fue allí donde comenzó su más radical labor independentista. Gracias a su ingente trabajo de evangelización en Estados Unidos, Varela fue considerado como un gran teólogo y nombrado vicario general de la Diócesis de Nueva York. Pasado el tiempo, pobre, anciano y enfermo, falleció el 25 de febrero de 1853 en San Agustín de La Florida. En 1911 sus restos fueron trasladados a Cuba y se encuentran en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

En su visita a Cuba el 23 de enero de 1998, el beato Juan Pablo II oró ante sus restos. El 14 de mayo de 2012, el papa Benedicto XVI lo declaró “venerable siervo de Dios”. Y en diciembre pasado, el papa Francisco rezó en la misa oficiada en la plaza José Martí, con el propósito de que un día el padre Félix Varela llegue a ser un santo de la Iglesia Católica.