apuntes de patafísica

Pedagogía

Vamos a ver si lo entiendo. La idea sería algo así como que lo que han hecho algunos de nosotros durante todo este tiempo está mal, no tiene ninguna justificación. La corrupción es intolerable, una lacra que nos avergüenza y para la que no vamos a ser tibios en la condena de los responsables. Pero no nos olvidemos de todo lo que hemos conseguido; quizás lo más importante ha sido sacar a este país al que tanto queremos del abismo al que había caído por culpa de los que estuvieron antes. Y por supuesto que todavía no nos sentimos satisfechos con este crecimiento económico que ha supuesto un enorme sacrificio para todos, porque aún hay mucha gente que necesita ayuda. Así que lo más importante es que nos dejen continuar en esta senda de estabilidad y no emprender aventuras que no sabemos cómo acabarán. Y aunque no lo sepamos, por si nuestro prójimo carece de imaginación o tampoco tiene respuestas, basta con que nos quedemos con dos palabras: Venezuela y Grecia. Sí, la idea sería algo así, más o menos.

Contemplo una tertulia televisiva. Los interlocutores tienen las cosas muy claras: el mejor camino, la única opción ante un panorama de tanta incertidumbre es conformar una gran coalición que garantice el progreso en este país. Porque lo otro, ¡ay, lo otro!, gobernar junto a los antisistema, los chavistas y los amigos de los independentistas, nos conduciría directamente al apocalipsis. La tertulia resulta tan convincente que ni siquiera quienes la han organizado han tenido la necesidad de sentar en una de las sillas a alguien que discrepe un poquito del resto, no sea que un aguafiestas acabe con la armonía y el consenso.

Sin embargo, pese a tanta didáctica y empeño en mostrarnos lo que nos conviene y también tanto esfuerzo por abominar de quienes acaban de llegar, no acabo de entenderlo. Y continúo desconfiando de unos y de otros, con la única diferencia de que a unos ya los conozco de sobra y su forma de actuar nunca me ha gustado. Soy un desconfiado. He de mirármelo.