No es habitual pero hoy toca mostrarse un poco ombliguista y centrar estas líneas en una serie de recetas, consejos y recomendaciones para esa tropa de profesionales y voluntarios que cuidan de nuestro Carnaval. Estas fiestas, profundamente arraigadas en toda Canarias, se traducen en diversión, excesos y casi siempre mucho ingenio aderezado con el mejor humor. Aunque pueda no parecerlo, este desfase festivo también muestra un perfil amable y tolerante de las miles de personas anónimas que, con un disfraz y un poco de maquillaje, se lanzan a las calles a divertirse.
En la otra cara de esta moneda carnavalera aparecen los policías, sanitarios, médicos, bomberos, enfermeros, miembros de Protección Civil, vigilantes, barrenderos, conductores de guaguas, taxistas… un equipo cuya invisible misión es cuidar de todos los que se divierten y conseguir que tras la juerga lleguen sanos a casa. Para ese ejército de currantes carnavaleros van las siguientes recetas ante los días de duro trabajo que se aproximan.
Primero, carguen sus baterías de paciencia, porque es un ingrediente fundamental para conciliar las funciones que tienen encomendadas con la juerga carnavalera; segundo, con humor y una sonrisa se convence a cualquier persona de bien; tercero, cuiden su dieta, estas noches y las largas madrugadas son propensas a los excesos de café y bollería; cuarto, hay que abrigarse, que los amaneceres son muy traicioneros; quinto y último, recuerden que son parte de este enorme equipo de ángeles del Carnaval y que, independientemente del uniforme que vista cada uno, a su lado siempre habrá alguien apoyándoles.
Y a los carnavaleros una petición: ayuden, colaboren con este millar de profesionales y voluntarios que vela para que cada día de la fiesta termine sin incidentes. Ante cualquier problema avísenlos, si detectan que alguien lo está pasando mal o no se encuentra en condiciones, llámenlos; y lo más importante, recuerden que si todos cuidamos de todos la fiesta será completa. Feliz Carnaval.