tribuna villera

‘Tenerife a pie’

Entre 1983 y 1987 participé en la vida pública de Tenerife después de haber sido concejal en mi Villa natal, La Orotava. Encabecé la lista ática de ciudadanos de la isla del Teide y me acompañaron personajes como Antonio Buenafuente y Ricardo Tavío, ya en el mundo celestial, así como Beatriz Fajardo, Paulino Rivero y Elías Bacallado, aún por Canarias. Presidía la segunda Corporación insular el socialdemócrata José Segura, profesor de Termodinámica. Entre las actividades culturales realizadas resalto la divulgación editorial de la Serie Blanco y Azul, colores de la enseña insular, que se estrenó con la edición del libro 1, escrito por el histórico profesor palmero de Geografía Leoncio Afonso, ya centenario pero que aún disfruta de una salud envidiable y de la amistad de muchas generaciones de alumnos. El número 2 de la serie blanquiazul fue escrito por Vicente Jordán, un hombre bueno, como lo ha calificado recientemente el doctor Luis Espinosa en una crónica periodística en DIARIO DE AVISOS. El libro lo tituló Tenerife a pie y se corresponde con esas crónicas que Jordán, como fedatario público de la Peña Baeza, redactaba todas las semanas, y publicaba en El Día, después de realizar excursiones a pie por la isla más alta y extensa del archipiélago de Canarias. Por circunstancias de la vida tuve la suerte de conocer a Vicente, ya que era el padre de mi novia cuando me apunté, por los años de 1960, a caminar con la gente del grupo montañero más veterano del valle de Taoro. Fue cuando irrumpí en el mundo portuense de la Peña Baeza donde un Imeldo Bello Baeza cambiaba de actividad profesional, de pantalones y zapatos. En lugar de personas fotografiaba la naturaleza y la cultura de Tenerife, los paisajes y las personas que encontraba en el campo, en el monte principalmente. Le acompañaban Luis Espinosa, Telesforo Bravo, el Padre Paco, Juan Pedro y Vicente Jordán, entre otros. También chicas, como su hija María Elvira, Montse y Paca. A Vicente le conocía por su actividad laboral en La Orotava, en la empresa García Feo, ya que le veía pasar por la ferretería de mi abuelo Eustaquio después de subir en guagua desde el Puerto de la Cruz. Tenerife a pie fue el resultado, en 1985, de treinta y ocho excursiones por la isla, por el norte y por el sur, por las Cañadas y por el Teide. Las fotos son todas de Imeldo, en blanco y negro. Cuando se editó el libro, el profesor Marcos Estévez me comentó que sus alumnos de Icod de los Vinos lo leían en clase los sábados, para conocer cada semana, más y mejor, la vida y geografía de Tenerife. Me dio recuerdos de gratitud para Vicente por su labor divulgativa de la Isla.