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La última lección de Dácil

Dácil Martín dejó una huella imborrable en la Asociación Española Contra el Cáncer por su compromiso en ayudar a los enfermos oncológicos. / DA
Dácil Martín dejó una huella imborrable en la Asociación Española Contra el Cáncer por su compromiso en ayudar a los enfermos oncológicos. / DA

El corazón de Dácil Martín dejó de funcionar el pasado 7 de julio. Tenía 34 años y llevaba desde abril de 2013 luchando contra un cáncer que sufrió a raíz del virus del papiloma humano (VPH) detectado en un chequeo rutinario. Una enfermedad maligna, diagnosticada tardíamente, que se fue extendiendo silenciosamente afectándole a varios órganos. En el momento en que le dieron la noticia, su mundo, y el de su familia, se desmoronó. Dácil era muy consciente de la crueldad del enemigo al que se enfrentaba; su madre también luchaba desde hacía un tiempo contra el mismo mal. Pero, pasado el shock inicial, cuando las lágrimas se secaron, decidió plantar cara a la situación y luchar. Eligió esa opción.

Comenzó entonces su carrusel de tratamientos, sesiones de radio y quimioterapia, operaciones, un sinfín de pruebas y numerosas hospitalizaciones. Asombró a los médicos por su capacidad para encajar el dolor pero, sobre todo, para pelear contra las células malignas que se expandían por su cuerpo; buscó tratamientos complementarios alternativos de medicina natural, viajó incluso a La India, donde durante un mes se sometió a terapias de depuración del organismo y control del dolor espiritual. “No paraba de luchar y todavía le quedaban fuerzas para mantener una sonrisa siempre en su rostro y animar a todos los que la rodeábamos, y especialmente a mi madre, que también estaba en plena batalla”, cuenta Nino, uno de sus dos hermanos. Cada acción, cada comentario de ‘la pequeña de la casa’ era una lección de madurez que impresionaba a familiares y a amigos. “Jamás la vimos tirar la toalla, siempre mantuvo la sonrisa y procuraba que todos a su alrededor sonrieran con ella”, comenta su amiga Elena.

El afán de Dácil por brindar su apoyo a los demás la llevó a incorporarse como voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y su papel, muy activo, resultó clave para relanzar uno de los proyectos estrella de esta organización en Tenerife: Kilómetro Solidario, una iniciativa destinada a facilitar el transporte gratuito de pacientes oncológicos desde el sur de la Isla al Hospital de La Candelaria para poder recibir su tratamiento. A través de diversas acciones, se implicó de lleno con la AECC para buscar financiación con la que poder adquirir un vehículo para el transporte de personas enfermas como ella. Ahí pudo desplegar toda su esencia vitalista.

“Descubrió algo que ansiaba, eso que uno busca y no siempre encuentra, que es su ‘lugar en el mundo’. Se dio cuenta de que lo que realmente le hacía sentir en un estado de plenitud era ayudar a los demás, aportar su vitalidad y energía a otros enfermos. Eso también le daba más fuerza a ella. De alguna manera resurgió, a pesar de lo que estaba sufriendo”, relata su hermano. “Ayudar a los demás le dio una fuerza sobrehumana”, remarca Vivi, otra de sus amigas. Los viajes diarios del micro desde Los Cristianos agrandaron su imagen más allá de la decena de pacientes con los que compartía trayecto y a los que, en muchas ocasiones, arrancaba sonrisas con sus chistes espontáneos. Enfermos, médicos, enfermeras, todos tenían que ver con ella, porque a todos se los ganó. Su aureola llamaba la atención a su paso. “Es la chica de la guagua”, se llegaba a murmurar en la sala de espera del hospital cuando llegaba.

“Era una chica guapísima, llena de vida, que convencía con su sonrisa a quien se pusiera delante”, recuerda Carlota Cobo, gerente provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). “Fue un ejemplo para todos, siempre estaba pendiente de los enfermos, a los que les gastaba bromas, y con un sentido de la responsabilidad que impresionaba. Se agarró a la vida y no dejó de luchar para que el proyecto Kilómetro Solidario saliera adelante. Su huella es imborrable”, señala.

La impronta de Dácil Martín perdurará en dos reportajes que dirigió para la Asociación Española Contra el Cáncer. En ellos contagia sus ganas de vivir y su capacidad de lucha sin límite. Hoy, su testimonio en el documental cobra un valor especial y se convierte en un ejemplo para otras personas a las que la vida les haya mostrado su cara más amarga: “Cuando sufres esta enfermedad te caes mil veces pero te levantas otras mil más. Hay momentos que piensas en tirar la toalla pero cuando crees que ya no puedes más, terminas encontrando razones para seguir. Este proceso es menos duro cuando tienes gente a tu lado que te quiere y te anima. Es el momento de dejarse querer. A veces olvidamos la capacidad que poseemos para superar situaciones difíciles. Tan solo depende del enfoque con el que queramos ver las cosas. No estás solo, no estás sola. No te rindas y sonríe”.

“Nos enseñó a no tener miedo, a fijarnos en lo más bonito de la vida y a sentirnos un poco sanchos en su batalla contra molinos gigantes… sonriendo siempre, hasta el último momento”, recuerda su familia, con emoción.

Dos meses después de su fallecimiento, también un día 7, su madre fue a su encuentro. Un largo viaje en busca de la mirada limpia y la sonrisa eterna de su muñequita linda, la canción preferida de Dácil.

Traslados a Santa Cruz

Kilómetro Solidario surgió en 2013 por iniciativa de varios voluntarios, colaboradores y usuarios de la AECC a raíz del recorte presupuestario del Servicio Canario de Salud, que dejó sin servicio de transporte a enfermos oncológicos sin problemas de movilidad. El desplazamiento solo se mantuvo para pacientes con movilidad reducida y casos urgentes. A partir de ese momento, la Junta Comarcal Tenerife-Sur de la AECC comenzó a conocer casos de enfermos que corrían el riesgo de dejar de recibir el tratamiento por falta de vehículo propio en la familia o simplemente por no disponer de recursos económicos para el traslado en transporte público. Un estudio de la Asociación cifró en 250 euros al mes el coste mensual del desplazamiento, cantidad que corresponde al gasto de un enfermo sin acompañante, que utiliza la guagua desde Los Cristianos a Santa Cruz y el tranvía hasta el centro hospitalario. Dos viajes de ida y otros dos de vuelta. Pero al handicap económico se une el condicionante ocasionado por la propia enfermedad, como la merma de facultades, la necesidad de reposo o los efectos secundarios de los tratamientos.

Al conocerse el caso de una paciente de Las Galletas gravemente perjudicada por el recorte presupuestario, la AECC puso en marcha un modesto servicio de transporte con una pequeña furgoneta con capacidad para cinco plazas, pero once meses después la falta de financiación obligó a suspender los desplazamientos. En ese momento, un grupo de voluntarios, liderados por Dácil Martín, que era usuaria del servicio, se puso manos a la obra y comenzó a realizar actos para recaudar fondos que permitieran la adquisición de un nuevo vehículo, entre otros Échate una risa, una gala ideada por Dácil que reunió durante dos ediciones (en abril será la tercera) a destacados humoristas de las Islas. La empresa Archiauto cedió gratuitamente durante un año un micro de 8 plazas que en un año desplazó a 81 enfermos. “La angustia de los pacientes y de sus familias era cómo poder llegar al hospital. Este servicio lo es todo para ellos porque no les hace depender de nadie”, subrayan los directivos de la Asociación Española Contra el Cáncer en Santa Cruz de Tenerife.

En 2014, gracias al éxito de los actos organizados y a la colaboración de empresas, instituciones (públicas y privadas) y a la colonia británica en el Sur, que se ha implicado en el proyecto, se obtuvo una recaudación de 75.750 euros, lo que permitió la compra de un vehículo de 17 plazas y hacer frente al mantenimiento del servicio. Desde la AECC se destaca la fidelidad de los colaboradores de Kilómetro Solidario que volvió a quedar de manifiesto el año pasado con la recaudación de 47.200 euros. El 35% provino de ingresos de particulares y el resto fueron aportaciones de instituciones privadas y públicas, entre ellas los ayuntamientos de Granadilla de Abona, Guía de Isora, San Miguel de Abona, Caminata por la Vida, el proyecto Territorios Solidarios del BBVA y el Foro de Amigos del Sur de Tenerife (FAST). La colaboración de TUI, que ha asumido gratuitamente algunos servicios, ha permitido una reducción del gasto previsto. Con los fondos recaudados se ha podido mantener el servicio, de lunes a viernes, a lo largo de todo el año, con un total de 522 transportes de los que se han beneficiado 123 usuarios.

El pasado 3 de febrero el presidente de la Junta Provincial de la AECC, Juan Julio Fernández, y las voluntarias Carol Chapell y Dolores Sebares anunciaban el próximo reto en el que ya está trabajando la organización: duplicar el número de viajes desde el Sur al Hospital Nuestra Señora de La Candelaria. “Actualmente el servicio de transporte se inicia a las 9 de la mañana desde Los Cristianos y retorna entre las 2 o 3 de la tarde. Ese horario se ajusta a las necesidades de los enfermos que reciben radioterapia pero no a las de aquellos que precisan sesiones de quimioterapia, para los que es necesario dedicar algunas horas más. Por ese motivo queremos hacer un trayecto de ida más temprano y programar la vuelta para las 5 o 6 de la tarde”, anunció Dolores Sebares. La previsión de gasto para esta ampliación del servicio es de 10.000 euros. Esta medida resolverá un serio problema que afecta a los pacientes del Sur con dificultades para desplazarse a La Candelaria. El anuncio merece un nuevo reconocimiento a la labor que desarrolla la Asociación Española Contra el Cáncer, que también ofrece atención social y psicológica, préstamo de material ortopédico y hasta pisos de acogida.