TRIBUNA

Violencia

Cuando hablamos de violencia humana, la primera pregunta que nos podríamos hacer es si esta es innata o por el contrario no forma parte de ser humano en el sentido de que no es un comportamiento natural, efectivamente este no es su proceder habitual, es más nos decantamos más por buscar de soluciones pacíficas a los conflictos, esto cuestión que nos preparemos para la defensa, pero no para el ataque, esta es la generalidad. Fluctuamos desde Konrad Lorenz que propuso que la agresividad era un instinto natural del hombre, una herencia genética de nuestros antepasados simios a Frans B.M. de Waal que explicaba cómo estos animales llevan a cabo rituales de pacificación para evitar conflictos sangrientos y preservar la cohesión social de sus manadas.

El hombre como tal es la gran víctima de la violencia, a diario se producen miles de agresiones ejecutadas por el macho contra otro macho, y esto ocurre por una cuestión básica relativa con la testosterona. En 2012 hubo unas 475 000 muertes por homicidio. Sesenta por ciento eran varones de entre 15 y 44 años, lo que convierte al homicidio en la tercera causa principal de muerte para los varones de ese grupo etario. Sin embargo, y siguiendo los datos aportados por la Organización Mundial de la Salud, realizado sobre 133 países que abarcan a 6100 millones de personas y que representan el 88% de la población mundial, son las mujeres, los niños y las personas mayores son quienes soportan la mayor parte del maltrato físico y psicológico y los abusos sexuales no mortales: Una cuarta parte de toda la población adulta ha sufrido maltrato físico en la infancia. Una de cada cinco mujeres ha sufrido abusos sexuales en la infancia. Una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia física o sexual por parte de su pareja en algún momento de su vida. Un 6% de los adultos mayores ha sufrido maltrato en el último mes.

La violencia puede prevenirse y la OMS ha seleccionado siete estrategias que pueden reducir diferentes tipos de violencia y contribuir a reducir la probabilidad de que las personas cometan actos de violencia o sean víctimas de ella, estas son: favorecer relaciones sanas, estables y estimulantes entre los niños y sus padres y cuidadores; fomentar las aptitudes para la vida en los niños y los adolescentes; reducir la disponibilidad y el consumo nocivo de alcohol; reducir el acceso a las armas de fuego y las armas blancas; promocionar la igualdad en materia de género para prevenir la violencia contra la mujer; cambiar las normas sociales y culturales que propician la violencia; establecer programas de detección, atención y apoyo a las víctimas.

Pero, ¿en que se traduce todo esto sobre el terreno?, pues en que lo primero que debemos hacer es reforzar la compilación de datos para revelar el verdadero alcance del problema, visto esto pasamos a elaborar planes de acción nacionales amplios y basados en los datos, integrando la prevención primaria y secundaria de la violencia en otras plataformas de salud, garantizando los mecanismos de dirección y coordinación, con verdaderos expertos, no el amigo de…, primo de… Hay que garantizar que los programas de prevención sean amplios y estén integrados y basados en datos probatorios, también, los servicios para las víctimas y basados en estos datos. Por lo demás, hay que reforzar el apoyo a los estudios de evaluación de resultados; aplicar las leyes vigentes y examinar su calidad, no es posible que hoy en día nos salga más caro atentar contra la propiedad que contra la integridad física de las personas, por ello, debemos promulgar y aplicar leyes y políticas pertinentes para los diferentes tipos de violencia y tener capacidad para su prevención.