Tribuna villera

Vitaminas de la Villa

Me costó mucho llegar a un acuerdo con mi esposa para titular el artículo que decidí escribir el domingo 7 de febrero de 2016. La noche anterior habíamos estado viendo por la tele la retransmisión de los premios Goya y en verdad que resultó ser algo más que cine, fue todo un espectáculo social. Muy típico de la España del siglo XXI donde se combinaron curiosamente coletas y smoking. Documentales y largas películas. Me gustó mucho el documental corto Los hijos de la Tierra, que resultó premiado. Me recordó las visitas que en los últimos años he realizado al mundo iberoamericano. A Venezuela y Perú principalmente, en 1992 y en 2015, respectivamente. En ambos países me encontré con lo ajeno, siguiendo la ruta de Humboldt. Con los pemones y los pieroas junto al río Orinoco, con el legado de los incas entre el mar del Sur, el océano Pacífico y la Amazonia, siguiendo el perfil costa, sierra y selva.

De vuelta a Canarias reviví la ruta de Humboldt de 1799 en Tenerife cuando describió los pisos de vegetación que encontró en su periplo desde el Atlántico hasta el pico del Teide, desde donde observó de manera cósmica los valles del norte de la Isla y en particular el de Taoro, donde conoció muchas vitaminas, algunas relacionadas con la N y la C. Es decir con la naturaleza y con la cultura, con un legado especial de los guanches y de los españoles venidos tras la conquista, de militares y religiosos, nobles y agricultores. Estamos hablando de antes de cuando la Ilustración entró en  Canarias de la mano de viajeros europeos. Estas consideraciones le sirvieron al ilustre naturalista prusiano, Humboldt, cuando siguió su viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente americano, para comparar la naturaleza canaria con los volcanes de México, Ecuador, Colombia y los Andes del Perú. En estos años del siglo XXI se ha puesto de moda volver a la Natura y a la Cultura, al arte y la gastronomía. Dos genes que se han colocado a la vanguardia del mundo del Turismo en Canarias, desde hace más de un siglo, cuando los europeos, en particular los británicos, eligieron Canarias por mor de su impacto en la salud particular y colectiva. Principalmente Tenerife, donde el Teide impone su volumen y su altura, su belleza y su sensualidad. Es todo un referente oceánico al ser una “pecho de amazonas” en palabras del escritor Gerardo Diego. La diversidad de suelos y de climas, de vegetación, agrícola y forestal, en un recorrido tan corto, de mar a cumbre, pero salvando un desnivel de más de dos mil metros, impresiona y hace pensar. Se debe a las vitaminas de la Villa de La Orotava, a la N y a la C. M