el diván

Vivir con desapego

Cuando nombramos la palabra “desapego”, la asociamos a una característica de una persona fría que se desprende con facilidad de todo aquello que le es importante rompiendo incluso vínculos afectivos o relaciones cercanas si es necesario. Nada de eso es cierto. No hay nada más reconfortable que establecer vínculos de amor y protección hacia otros. Pero estas relaciones de apego deben ser saludables donde es necesaria la autonomía. Desapego no significa no amar, sino desprendernos del temor a la pérdida para empezar a disfrutar, experimentar y vivir de forma más plena. El miedo a la pérdida crea un vínculo de “necesidad”, la necesidad crea dependencia y la dependencia esclaviza. De lo que se trata es que tu felicidad dependa de ti y que otras personas o cosas te puedan hacer más feliz de lo que ya eres. Lo cierto es que en el contexto de crecimiento personal, el despego es una cualidad que todos deberíamos desarrollar. Nada te garantiza que todo lo que tienes sea perdurable en el tiempo. Debemos aceptar y asumir que las pérdidas van a estar presentes a lo largo de nuestra existencia. La vida, relaciones incluso, cosas materiales, pueden desvanecerse en cualquier momento y por esto mismo es importante desarrollar un apego saludable aceptando que lo que ahora amamos puede desaparecer, pero no significa que nuestra vida desaparezca con ello. No quiere decir que las personas que desarrollan un apego saludable no sufran ante las pérdidas, pero sí que viven el duelo de una manera menos traumática. Acepta y asume tu pasado. Emplear tu energía en lo que te ha sucedido y que no puedes cambiar te impedirá centrar en lo que realmente importa, el aquí y ahora. La oportunidad para ser feliz está en el “ahora”. Uno de los pilares básicos para un apego saludable y una adecuada madurez emocional, es trabajar la autoestima. Las personas con una buena autoestima son capaces de cubrir sus vacíos y necesidades por sí mismos. Que nuestra felicidad dependa de lo que hace o deja de hacer por nosotros otra persona, es ponerle nuestra felicidad en sus manos y arriesgarnos a que si esa persona desaparece, nos convirtamos en seres vacíos. Siéntete afortunado. Es cierto que no tener dinero para cubrir tus necesidades básicas influye negativamente en la felicidad pero, si tienes las necesidades básicas cubiertas todo lo demás lo tienes porque lo prefieres y no porque lo necesitas. Importante diferenciar el verbo “preferir” de “necesitar”. Nos aferramos a todo lo que creemos necesitar y ante la pérdida sentimos que se nos va la vida en ello sintiéndonos desafortunados. Se puede ser feliz sin coche, sin gimnasio, sin pareja, sin televisión, sin móvil, sin internet, sin una gran casa, sin ropa de moda aunque “prefiramos” tenerlo. Por este motivo debemos dejar de anhelar lo que nos gustaría tener y empezar a disfrutar de lo que tenemos antes de que se convierta en un recuerdo.