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Yo no he ganado nunca eso

1. El diputado de Podemos, defensor de los derechos civiles, manifestante de reconocido prestigio y con muy escaso currículo, Alberto Rodríguez Rodríguez, ganaba en CEPSA, donde trabajaba hasta ser elegido diputado al Congreso, 52.877 euros al año. Lo dice él mismo en su propia declaración de bienes presentada a la Cámara Baja. No está nada mal. Yo nunca he ganado eso, ni en mis tiempos de director de un periódico. Desde luego, trabajar en CEPSA es un chollo; y más contaminando a toda la ciudad de Santa Cruz. Ahora, en el Congreso, ganará más o menos lo mismo, con el añadido de billetitos gratis a cualquier punto de España, taxis y otras minucias que no vienen al caso. Yo les aseguro que ninguno de los dirigentes de Podemos volverá a la vida normal más pobre de lo que era antes de acceder a la política. Más rico, seguro. Ese sueldito le daría a Rodríguez para ir mejor vestido al Congreso, donde ya ha dado la nota, con su jersey de canalé y un anorak que parece sacado de una guerra, además de las rastas, de muy dudoso gusto; pero allá él.

2. Claro que todavía más gana la magistrada de Las Palmas en excedencia Vicky Rosell Aguilar, que pasa de los 95.000 euros. Yo no sabía que los jueces estaban tan bien pagados, como siempre se están quejando… Saldrá perdiendo en el Congreso, pero, claro, puede ser ministra de Justicia (que Dios nos coja confesados). Qué bien, me alegro por Vicky Rosell, que tiene dos coches, entre ellos un Mercedes, piso y todas esas comodidades de la clase media/alta. Ya verán las sorpresas que nos vamos a llevar con “ellos y ellas” de Podemos, un partido en el que hay más pasta de lo que ustedes y yo pudiéramos pensar. Porque, por ejemplo, el abuelo de Carolina Bescansa inventó un laxante con el que se ha cagado media España, el laxante Bescansa, y es rica por casa y tiene chacha ecuatoriana, a la que entrega a su niño, pero fuera del Congreso, para que no le quiten su medalla proletaria.

3. Estas cosas a mí me llenan de regocijo y me liberan de complejos. Incluso, probaré con el laxante de Carolina, a ver si me cagarrucio por las patas pa abajo al ver tanta mamandurriada y tanta demagogia por doquier. Palabra de Dios.

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