MÚSICA

“Ernesto Lecuona es el pianista iberoamericano más universal”

*Por BENJAMÍN REYES

Playing Lecuona llega a Canarias en el marco del 16º Festival Internacional de Las Palmas de Gran Canaria. Ayer se exhibió en un abarrotado Teatro Pérez Galdós, que la acogió con entusiasmo y emoción (las lágrimas de Omara Portuondo en la pantalla se trasladaron a la septuagenaria espectadora que estaba a mi lado) y hoy se vuelve a proyectar a las 18 horas en los multicines Monopol. La proyección estará arropada por un concierto de Michel Camilo en un novedoso formato trío, a las 21 horas en el mencionado Pérez Galdós. “Queremos que el público vibre”, manifestó el pianista dominicano, en rueda de prensa, horas antes de su actuación.

Juanma Villar, uno de los dos directores del proyecto (el otro es Pavel Giraud) nos comentó en el encuentro que mantuvimos con él en el hotel Santa Catalina que “el público canario se ha emocionado, se ha reído y ha aplaudido en los mismos instantes en los que se ha emocionado el público holandés, alemán, chino o canadiense. Esto me satisface mucho porque creo que hemos conseguido una película universal que se entiende en cualquier país y que llega a todo tipo de público, haya conocido o no a Ernesto Lecuona (1895-1963). Lo que más me satisface es haber conseguido un proyecto universal”.

El documental no pudo tener mejor estreno ya que se proyectó por primera vez en el festival de Montreal (Canadá), uno de los doce festivales de categoría A que hay en el mundo, y obtuvo el premio al mejor documental, otorgado por el público. Después vinieron las selecciones en Miami, San Diego, Seminci de Valladolid (estreno en España), IDFA en Ámsterdam, Los Ángeles, Philadelphia, Santo Domingo o Punta del Este (Uruguay). “Es una película canaria con visión universal, al mismo tiempo que es un filme con valor artístico que quiere llegar al máximo de público. Por eso, en abril, que es el mes internacional del jazz, Playing Lecuona se exhibirá en cinco festivales internacionales más y el 8 de abril, se estrenará en salas comerciales de las siete islas. En Tenerife se exhibirá en cuatro o cinco salas”, adelanta Villar.

“Lo que me motivó para embarcarme en este proyecto fue que Lecuona es el canario más universal (aunque nació en Cuba, tenía raíces canarias y venía contantemente a las islas). Es hijo de un periodista tinerfeño que emigró a Cuba a finales del siglo XIX. Lecuona siempre visitó Tenerife y allí murió, concretamente en el hotel Mencey, donde hay una placa que recuerda su estancia allí”, arguye el director tinerfeño.

“Lecuona es el pianista iberoamericano más universal y, al mismo tiempo, es el gran olvidado. Lo que pretendíamos era rendirle el tributo que se merecía. No existe en el mundo una plaza, ni una escuela de música ni ningún monumento, ni en Cuba ni en Tenerife ni en Estados Unidos. Él vivió exiliado en Florida, y está enterrado en Nueva York porque fue la cuna de su fama y porque así figura en su testamento. Llegó a componer música para películas de Hollywood y estar nominado a los Óscar”, argumenta Villar cuando se le pregunta si su figura está suficientemente reconocida.

Trabajo en equipo
“Cree el concepto de la película y se lo comenté a Pavel Giraud (codirector), al que le di libertad absoluta en el set para que llevara a cabo la parte musical. Buena parte de la parte extra musical está dirigida por mí. La película volvió a mis manos en el montaje, que es donde se construye realmente un documental. Hubo un montador que se encargó de la parte musical, coordinado por Carlos Mas. Dividimos la parte de montaje entre tres personas: José Antonio Jorge hizo un espectacular montaje de música, mientras que Paula Iglesias y la colombiana Jimena Alejandra se encargaron de la parte no musical. La primera parte (la musical) la grabamos con cinco cámaras porque esto es jazz y se hizo con toma única. Logramos captar momentos mágicos. La segunda se grabó con una cámara”, expone Juanma Villar.

Sobre la existencia de un guion previo comenta: “Hubo una escaleta y todo fue muy intuitivo. Había cosas planificadas, pero otras surgieron sobre la marcha. Las lágrimas de Omara Portuondo fueron un regalo. En el documental no hay casi nada buscado. La anécdota que cuenta Bebo Valdés al final del filme fue algo que conocí escuchando una entrevista suya en Radio 3. Inmediatamente lo llamé y le dije qué había que incluirlo en la película. Estaba en Argentina y lo grabamos tres semanas después en Málaga”.

Playing Lecuona es una película muy ambiciosa, que tiene muchas localizaciones: La Habana, Matanza, Sevilla, Málaga, Miami, Nueva York o Tenerife. Cuenta con la presencia de tres músicos de la altura de Chucho Valdés, Michel Camilo y Gonzalo Rubalcaba, así como las inestimables aportaciones de Ana Belén, Raimando Amador u Omara Portuordo.

“Hay que tener en cuenta que son dos proyectos en uno: película y disco en la línea de Calle 54 y Buena Vista Social Club. Tenía claro el concepto cinematográfico, pero no el discográfico, por eso Francis Concepción, de los Troveros de Asieta, ha jugado un papel muy importante en este proyecto en la parte musical. El propósito es reflejar el universo sonoro de Lecuona. Por eso, Chucho Valdés se encargó de las danzas afrocubanas, Gonzalo Rubalcaba de las suites andaluzas y Michel Camilo hizo una combinación de canción y danzas afrocubanas llevadas al jazz neoyorquino”, apostilla Villar.