Fútbol regional

Historia viva de la UD Realejos

El veterano entrenador en el banquillo del estadio de Los Príncipes. / DA
El veterano entrenador en el banquillo del estadio de Los Príncipes. / DA

José Manuel Gil Marrero, fue el entrenador que consiguió el primer título liguero en el grupo canario de tercera división, creado en la temporada 80-81 y lo hizo en el banquillo de la UD Realejos, siendo de esa forma el primero que tuvo ese privilegio. Ahora alejado ya del fútbol y apartado de este mundillo, sigue recordando esa gran etapa de su vida. El merecidísimo homenaje a Papenso, fue el motivo para acercarse nuevamente al fútbol regional y reencontrarse con muchos amigos y conocidos de época.

Como jugador defendió la camiseta del Rápido de La Higuerita, Arenas, CD Tenerife, con el que debutó con 18 años contra el Hércules y Puerto Cruz, para dejar el fútbol en activo apenas sobrepasados los veinticinco años. Más tarde obtuvo el título de entrenador nacional en Mareo, pudiendo así seguir ligado a este deporte, pasando por los banquillos del Puerto Cruz, Realejos y Silense, en el ya abandonó de forma definitiva su etapa futbolística, sin haber cumplido los cuarenta, a causa de no disponer del tiempo necesario por sus obligaciones familiares y laborales,. El retirarse tan joven, como futbolista, le llevó a coincidir dentro de un vestuario con jugadores de su misma edad, caso por ejemplo de Chicho Sedomir; “Eso no fue obstáculo para que las cosas marcharan bien”, algo que lo demuestra el resultado obtenido al final de temporada.

De aquel Realejos campeón guarda muy buenos recuerdos; “Era un equipo con grandes jugadores del pueblo y alguno de fuera. El en ese entonces presidente, Isidro Dorta, ayudaba a que tuviera ese nivel con buenos fichajes que no eran del municipio para completar la plantilla”. Tras lograr el título jugó la promoción de ascenso, con el estadio de Los Príncipes lleno, ante el Arosa de Galicia. De la ida se vino con un resultado muy adverso, al caer por tres a cero en tierras gallegas. La vuelta fue muy diferente, hasta tres tantos lograron los realejeros, pero sin el premio final al ganar por tres a uno: “Se nos escapó la eliminatoria por un gol”, aún lo recuerda como si fuera ahora mismo. “Un balón casi en medio campo que el jugador del Arosa se fue a sacar de encima y lo metió”. Ese fue su momento más destacado dentro del fútbol; “Fue el punto más importante de mi carrera aunque sin un final feliz. Lloré…, no podía estar en la caseta…, era un partido para ganar por cinco a cero y nos eliminaron”, rememora así ese amargo trago. Los recuerdos siguen aflorando sobre ese grupo humano a su cargo y esa época de su vida. “Ese equipo; el de los Sedomir, Jesús, Papenso, Francis, Pepito, Luisín… Podría estar perfectamente en la segunda b actual, era un equipazo, había jugadores que se quedaban en el banquillo, entraban y el nivel no bajaba”.

Para enseñar sus conocimientos desde fuera de los límites del terreno de juego, se fijó en un entrenador del que aprendió mucho: “El ya fallecido Juanito Ramos, era ojeador del At de Madrid, además de dirigir a varios equipos, jugué contra él y me marcó, no solo como deportista. Luego también aprendí de otros como; Olimpio Romero, Domingo Ledesma, o el ex jugador del CD Tenerife, Villar… que me sirvieron de ayuda para seguir creciendo”.

Sobre la situación actual de este deporte, la ve así: “El fútbol en cuanto a afición ha ido a menos, antes los campos se llenaban con muchos equipos del norte compitiendo entre sí. Yo no voy ya a los campos por eso, me duele ver los terrenos así, sin gente, ahora hay otros deportes y otras aficiones. No me apetece ir, hace más de veinte años que no voy a un partido de fútbol regional”. Prosigue. “Eso también junto a que me apetecía estar con mi familia me llevó a alejarme de los terrenos. Ahora a mis 68 años hago otras cosas como el senderismo, y sigo el fútbol profesional por la televisión”.

“Aquí en el norte, la causa de que al fútbol le cueste tanto volver a los logros de antaño, es la juventud, muchos hobbies, entrenar les cuesta y desde que no jueguen ya tienes un problema, se pierden muchos jugadores por el camino”. Continúa: “El fútbol ahora es totalmente diferente. Yo iba a ver al Tenerife, pero se me quitaron las ganas, me aburrí, no me gustaba lo que veía, llegué un día a casa después de un partido y rompí el pase que tenía, no he vuelto a ir al estadio a pesar de que conservo muy buenos recuerdos de allí, como una copa Heliodoro que jugué siendo entrenador del Silense contra el Vera, con todo o casi todo el pueblo viéndonos, dieciséis guaguas con gente de Los Silos que fueron a animarmos. Perdimos en los penaltis, fallamos uno que lo tiró Cecilio, de los mejores jugadores que he tenido”. Ese fue otro de los momentos que hacen que vuelvan a aparecer los recuerdos en cascada; “Le pegó y el balón tocó en la escuadra y se marchó fuera, ahí se nos marchó el título”.