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Impotentes en el Príncipe Felipe

Richotti intenta anotar              ante la defensa de Jordan Swing. | ACB PHOTO
Richotti intenta anotar ante la defensa de Jordan Swing. | ACB PHOTO

Acudía el Iberostar Tenerife a Zaragoza con la firme intención de reilusionar a sus seguidores y asumir el reto de ganar tres partidos seguidos, y ocurrió todo lo contrario. Más allá del resultado final (78-65), los aurinegros solo se mantuvieron en el choque en el primer cuarto, antes de que en el segundo se les apagaran las luces en ataque y en defensa dejaran campar a sus anchas a un rival que no estaba para bromas.

Los números engañan mucho, muchísimo, y en el baloncesto más, porque, aunque solo sea con ellos en la mano, los insulares ganaron uno de los cuartos y solo dejaron de ser competitivos en el segundo, pero al Iberostar Tenerife no le llega para ganar si no compite 40 minutos.

Por más que Javi Beirán y Salva Arco no se rindieran -anotaron 23 de los 65 tantos de los suyos-, el 22% en acierto de tres puntos (5 de 22) no parece el mejor aval a la hora de tratar de ir a por una victoria. Es cierto que al Canarias de esta temporada se le suelen apagar las luces durante algunos momentos de partido, pero las mismas vuelven a encenderse casi con la misma facilidad. Ayer no fue así. No fue el 25-9 del segundo cuarto, tampoco el parcial de 29-8 tras ir ganando por 6-12, sino la sensación de elegir mal los tiros, de llegar siempre tarde en las ayudas, de verse impotentes ante un rival necesitado que aprovechó las facilidades que le ofrecían. Seis jugadores del Canarias habían concluido los primeros 20 minutos con valoración negativa, y fue de lo poco que pudieron cambiar posteriormente. Tampoco habían dispuesto de tiros libres los de Txus Vidorreta, algo insólito, porque, fundamentalmente, los locales no habían necesitado hacer faltas para frenar el ataque rival.

El CAI Zaragoza llegaría a los 20 puntos de diferencia (50-30) nada más comenzar la segunda parte, dando la impresión de hacerlo con cierta facilidad, ante un Iberostar Tenerife que acudió al Príncipe Felipe queriendo enlazar tres triunfos seguidos, pero al que le costaba anotar tres canastas de manera consecutiva.

Ni siquiera una antideportiva señalada a Tomás Bellas sirvió para que los jugadores de Vidorreta lograran reengancharse a un compromiso que resultaba plácido para el cuadro de Andreu Casadevall que, tras muchas jornadas, respiraba tranquilo en un duelo ante su propia afición.

La defensa caísta se centraba en cerrar a Arco y Richotti, ayer muy mal. El primero había comenzado el encuentro de manera sensacional y su marcha al banquillo, como la de otros compañeros que habían sido titulares, coincidió con la remontada aragonesa. Sekulic y Beirán asumieron responsabilidades, pero la diferencia de 20 tantos se mantenía casi inalterable (62-42).

Los insulares maquillaron el electrónico cuando los maños se relajaron. El conjunto aurinegro consiguió robar cuatro balones consecutivos para rebajar las diferencias, pero era demasiado tarde y las diferencias eran insalvables. El reto de ganar tres duelos seguidos deberá esperar y quién sabe si también la ilusión por tratar de acabar el curso entre los ocho primeros. Gipuzkoa será la próxima parada antes de recibir en la isla al todopoderoso Real Madrid.