la gatera

Nieve – Por Herzog

El invierno no podía irse sin dejar su huella fría y sin prodigarse en lluvias abundantes y nevadas copiosas, especialmente, en las cumbres de las Islas, afortunadamente, con escasos daños relevantes para bienes y personas. La estación más fría del año no podía pasar de largo sin mostrar sus rigores, sobre todo, en las cotas más altas de nuestra geografía, y sin brindarnos sus estampas más bellas y bucólicas.

Cada año nos recuerda las singularidades del paisaje y territorio que los convierten en un patrimonio único y envidiable, hasta llevarnos a musitar interiormente que “realmente no sabemos lo qué tenemos o cuán agraciados somos de poder disfrutar de un medio ambiente encantador y casi único”. ¿Pero realmente somos conscientes de lo que atesoramos? Y formulo esta pregunta a tenor de la avalancha de visitantes hacia el Parque Nacional del Teide para disfrutar de la nieve sin control ni concierto registradas en estos días, cuyas consecuencias se han apreciado en el impacto del tránsito de vehículos y personas, así como del depósito de basura o residuos, y no menos preocupante colapso sufrido por el municipio de Vilaflor.

No voy a entrar a valorar la responsabilidad del Cabildo en la gestión de los accesos al Parque Nacional del Teide, Patrimonio de la Humanidad, pero sí en llamar la atención ante la presumible falta de conciencia cívica de gran parte de los usuarios que no tienen reparo en deshacerse de sus desperdicios y basura en su paso por este territorio.

El gesto de la primera institución insular de fletar guaguas gratis para subir a Las Cañadas del Teide es digno de consideración y valoración, pero insuficiente desde el punto de vista logístico y discutible hasta cierto punto en el aspecto del coste simbólico o real.

Hemos de ser conscientes de que todo reporta un precio y nada es gratis, por muy poco que se haya gastado en esa operación, de algún sitio procederá el recurso comprometido para reponerlo. Alguien tendrá que pagar lo que se da gratuitamente. Dado el impacto que todo servicio de tales características, por muy barato que resulte, provoca en el entorno que tanto se defiende, no hubiera estado por demás solicitar una pequeña contraprestación por facilitar al gran público el espectáculo de la nieve, por ejemplo.

El Parque Nacional del Teide es patrimonio de la Humanidad, pero como todo bien que se precie requiere cuidado y protección y hay que pagarlo, de una manera u otra. Valoramos lo que cuesta y el esfuerzo no se consigue gratuitamente. La sociedad no puede sustentarse en la gratuidad cuando los recursos son limitados y escasos o hay otras prioridades.

@Benisri