El CD Tenerife encarrila el ascenso a Segunda

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MARTÍN-TRAVIESO – REPORTAJE GRÁFICO: SERGIO MÉNDEZ-FRAN PALLERO | S.C. Tenerife

Por suerte o por desgracia, un gol lo cambia todo. Solo Osado se atrevió a romper el perfecto guión que Álvaro Cervera había escrito y sus jugadores desarrollaron posteriormente sobre el terreno de juego. La mañana tenía todos los ingredientes para ser perfecta. Ambiente de gala, partido vibrante y la eliminatoria prácticamente encarrilada gracias a tres goles de inmejorable factura, obra de Luismi Loro, Raúl Llorente y David Medina. Solo un tardío gol del Hospitalet permite que el partido de vuelta, que se jugará el domingo, tenga emoción. El Tenerife subirá en tierras catalanas, a nadie le cabe duda, cumpliendo así con la tradición: los éxitos blanquiazules siempre se festejan primero lejos del Heliodoro.

Un estadio que ayer vibró, se emocionó, cantó, lloró de felicidad y se disgustó cuando el cuadro catalán anotó un tanto que le otorga opciones de remontada para la vuelta.

Los aficionados que fueron, no estaban todos, disfrutaron de un enfrentamiento que dominó sin duda su equipo. Tanto es así que Luismi Loro adelantó a los suyos cuando apenas habían transcurrido diez minutos del cronómetro. Cae Cristo y el colegiado decreta una falta que estaba predestinada para el mediapunta de Fuenlabrada. Ajustó el punto de mira de su rifle para clavarle el balón a Craviotto en el lado derecho de la portería de Herradura. Golazo con el sello personal de un jugador de fantasía.

Acusaron el golpe los de Miguel Álvarez. Igual que el calor. Los jugadores rivales pedían agua por señas al banquillo, pero no era solo el calor lo que les afectaba. El vertiginoso ritmo que impuso su contrario les hacía sudar la gota gorda. Con el marcador a favor, los de Cervera se dedicaron a controlar el balón, que fueran los otros los que corrían detrás del balón. Además anuló su centro del campo. Los inconmensurables Ros y Alberto cerraron todas las vías de penetración del ‘Hospi’. Y el balón que sobrepasaba la medular, era frenado con esmero por los infranqueables defensas.

Pudo Aridane aumentar la cuenta, pero su remate fue en fuera de juego. Gol anulado.

El segundo acto comenzó tal y como lo hiciera el primero. Golpearon de nuevo los blanquiazules. Surgió en el medio de campo Raúl Llorente, quien galopó sorteando rivales hasta la meta de Craviotto. Cuando le tocó definir, lo hizo como los mejores rematadores. 2-0 y éxtasis colectivo y blanquiazul.

Pero los locales querían más. Estaban en una nube gracias al aliento que les llegaba desde la grada. Cervera interpretó el mensaje y echó más leña al fuego. Metió a Suso, aclamado por el respetable incluso antes de entrar, y luego le concedió descanso a un Alberto exhausto. Lo relevó Medina, que también quiso sumarse a la fiesta.

Suya fue la tercera obra de arte de la mañana. Jugada que nace en el carril derecho y que debió concluir en el punto de penalti por unas clamorosas manos de un futbolista del Hopitalet. No obstante, el cuero llegó a las botas de Medina, quien no se lo pensó y colocó un balón que le fue imposible de detener al meta rival. 3-0 y delirio absoluto en forma de ola que recorrió el graderío.

Estaba todo el trabajo hecho, por lo menos en ese partido, debieron pensar los blanquiazules. Fue en ese momento de cierta relajación cuando el Hospi monta un contragolpe, dos para tres, llegando el balón a Osado, quien acortó distancias con la zurdo gracias a una fantástica volea. Minuto 88 y el fútbol volvía a demostrar que no conoce la definición del término justicia. Aragoneses no había recibido ni un solo disparo hasta el momento. Una diana que le concede esperanzas al rival, pero que sigue dejando al Tenerife como claro candidato para regresar a la Segunda A el domingo.

MARCARON LOS MENOS HABITUALES

Partido para enmarcar el de los blanquiazules, que dominaron siempre a su rival y que lo tuvieron a su merced durante toda la segunda mitad. Todos los jugadores locales completaron una gran actuación, pero no se puede pasar por alto los tantos de dos jugadores que no tienen como misión el marcar goles. Raúl Llorente y David Medina demostraron que la segunda y la tercera línea también aporta goles decisivos. Curiosamente, el del mediocentro defensivo catalán es la primera diana que anota siendo jugador del Club Deportivo Tenerife. Por su parte, el lateral zurdo dedicó su golazo a su abuelo.