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El Hierro sigue sin sufrir daños tras miles de seísmos

   

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

El Hierro y su actividad sísmico-vulcanológica vuelven a estar de moda, para lamento de sus vecinos que observan cómo, en plena recesión económica, esta nueva oleada de terremotos amenaza con arruinar su campaña turística de Semana Santa, a pesar de que tanto en octubre 2011, cuando el fenómeno terminó en una erupción submarina en el Mar de Las Calmas, como en otras pequeñas oleadas que se han producido desde entonces, no han producido ni daños materiales de consideración ni, desde luego, personales.

Lo cierto es que jornadas como la dominical de ayer no ayudan a la imagen de tranquilidad que siempre ha transmitido la llamada Isla del Meridiano como refugio perfecto para quienes prefieran el descanso como forma de ocio ideal.

Por el fin del mundo

Al cierre de esta edición, aproximadamente centenar y medio de seísmos fueron detectados en las profundidades de la Isla o cerca de la misma, la inmensa mayoría frente a la Punta de Orchilla, al Oeste del término municipal de Frontera, donde antaño se consideraba que finalizaba el mundo conocido.

De los registrados ayer, tres fueron sentidos por la población: los que tuvieron lugar a las 16 horas y 51 minutos, a las 16 horas y 57 minutos y a las 18 horas y 38 minutos, concretamente. Sin embargo, y a pesar de que el Instituto Vulcanológico de Canarias recuerda que el pasado fin de semana fue la jornada con mayor número de terremotos de más de 2,5 grados Richter desde julio de 2011 (mes en que empezaron a detectarse), ninguno de los seísmos registrados en esta nueva oleada sigue sin superar los 4 grados, dentro de los parámetros de seguridad que en su día ya apuntaron los especialistas del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Y desde aquel julio de hace dos años, los daños en la Isla han sido mínimos por no decir inexistentes.

[apunte]Lo habitual
Respecto a los materiales, apuntar algún derrumbe en zonas donde son habituales los mismos, aunque la expectación levantada permitió al fin afrontar los refuerzos de seguridad necesarios a la entrada del túnel de Los Roquillos por El Golfo (término municipal de Frontera) o reparar la Cueva de los barcos, en el Tamaduste (término municipal de Valverde).

En cuanto a los personales, el único lastimado fue un técnico del IGN que se intoxicó cuando, en su afán laboral, se expuso a los gases emanantes de la erupción de Las Calmas.

Ahora, los herreños temen que vuelvan las evacuaciones (dos veces en La Restinga hace dos años), veda pesquera y, sobre todo, las cancelaciones de los turistas. Castigo excesivo por un fenómeno geológico que es parte del ADN de las Islas Canarias.[/apunte]