Unas 2.000 personas presenciaron la llegada de los primeros barcos a la Villa y Puerto. | FRAN PALLERO
GABRIELA GULESSERIAN | Garachico
Tres siglos después de que el volcán de Trevejo le arrebatara su condición de ser el principal puerto de Tenerife, Garachico volvió ayer a escribir una nueva página de su historia marinera, no exenta de dificultades.
El acto de inauguración de la ansiada infraestructura no pudo ser mejor, cerca de 2.000 personas que no quisieron perderse la llegada de los primeros barcos, que partieron desde temprano desde Los Gigantes y llegaron al mediodía al municipio.
Luego de 34 meses de obras y a pesar de los contratiempos ocasionados por los temporales, vecinos, curiosos y autoridades de las diferentes administraciones estuvieron presentes “en un día para enmarcar en la historia del municipio”, como dijo emocionado el presidente del Consorcio Isla Baja, Lorenzo Dorta. Con la voz quebrada, repasó las dificultades por las que tuvo que atravesar Garachico para poder contar con la instalación portuaria y recuperar, por fin, su segundo apellido, el Puerto, además del que ya tenía de Villa.
El alcalde, José Heriberto González, agradeció al presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, “por haber hecho un esfuerzo, pese a las dificultades, para que siempre haya un partida destinada a la construcción de esta infraestructura”. No obstante, confesó que su sueño “se verá cumplido” cuando el puerto empiece a funcionar y se construyan los equipamientos hoteleros y turísticos “que harán que se produzca el resurgimiento definitivo del municipio”.
Por su parte, Paulino Rivero subrayó la importancia del puerto porque “significa un pie de apoyo para el renacer de la actividad pesquera, deportiva y económica de la comarca”. En este sentido, recordó que la infraestructura de Puerto de la Cruz, que en estos momentos está en fase de concurso público, también es “otra demanda histórica” del Norte de la Isla, junto al cierre del Anillo Insular, que permitirá mejorar la comunicación en la Isla Baja.
Especialmente emotivo fue el pequeño homenaje que se le hizo al director de la obra, Ricardo Sánchez, recientemente fallecido, y al que todos le agradecieron su compromiso durante el desarrollo de los trabajos.