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La Orotava perdió su memoria en la madrugada del 2 de junio de 1841

   

AGUSTÍN M. GONZÁLEZ | Santa Cruz de Tenerife

La memoria de los pueblos, la historia en definitiva, se conserva y se divulga en buena parte gracias a los archivos, que existen desde que se inventó la escritura y se creó la necesidad de trasmitir conocimientos a las futuras generaciones. Actualmente conocemos la historia de distintas civilizaciones y pueblos por sus archivos, valiosos contenedores de la memoria colectiva instalados en edificios dotados de alta tecnología que permite conservar los documentos y legajos antiguos, y salvarlos de las amenazas de la humedad, los insectos y demás condicionantes ambientales. Pero muchos tesoros del pasado se perdieron en otras épocas cuando una simple chispa podía hacer desaparecer para siempre las precarias edificaciones y hasta ciudades enteras. La Orotava y su archivo no escaparon a ese tipo de tragedias.

El origen de los archivos municipales está en la creación de los ayuntamientos en 1812; los archivos jugaron un papel importante porque suponían su soporte jurídico y económico. El Archivo Municipal de La Orotava ha tenido diversas sedes dentro del municipio (calle Colegio, Santo Domingo, Casa Consistorial, etcétera). Su varias veces centenaria historia quedó marcada por un suceso a mediados del siglo XIX. Según cuenta en su propia página web, en la madrugada del 2 de junio de 1841 hubo un incendio en el Ayuntamiento, sito en el número 1 de la calle Colegio, que hizo que las llamas destruyeran la documentación que hasta ese momento existía en el Archivo. Solo unos pocos documentos se salvaron del fuego. Este asunto fue tratado en las tres sesiones más antiguas originales que se conservan de los plenos de la Corporación, celebrados en la propia casa particular del alcalde, Luis Benítez de Lugo, los días 2 y 3 de junio.

Imágen del jardín de la Hijuela del Botánico y el casco de La Orotava de autor desconocido (1890). |  CEDIDA POR LA FUNDACIÓN PARA LA ETNOGRAFÍA Y EL DESARROLLO DE LA ARTESANÍA DE CANARIAS (FEDAC)

Imágen del jardín de la Hijuela del Botánico y el casco de La Orotava de autor desconocido (1890). | CEDIDA POR LA FUNDACIÓN PARA LA ETNOGRAFÍA Y EL DESARROLLO DE LA ARTESANÍA DE CANARIAS (FEDAC)

El acta de la primera sesión comienza con esta declaración: “En la Villa de la Orotava, a dos de junio de mil ochocientos cuarenta y uno a las diez de la mañana reunido en la Casa del Sr. Presidente el M. I. Ayuntamiento de la misma, compuesto de los señores que se indican al margen, para tratar de la funestísima ocurrencia del voraz incendio que en la madrugada de hoy redujo a pobrezas la Casa que en este Pueblo fue Colegio de Jesuitas y donde actualmente se hallaban las salas consistoriales con su archivo y secretaría, el oficio de censos e hipotecas, la escuela de primeras letras y la Cárcel pública del Partido, sin que, a pesar del mayor esfuerzo, se hubiera podido salvar ni un solo papel por lo fuertísimo y rápido de la llama, que en un instante se apoderó de todo el edificio, habiendo salido casi de milagro los reos que estaban presos; después de haber tomado en consideración dicha ocurrencia según la gravedad de su importancia, se acordó…”.

En 1897 se instaló el nuevo Archivo Municipal de La Orotava en la actual Casa Consistorial, donde tuvo varias ubicaciones, hasta que la reforma del edificio motivó su traslado en el año 2000 al número 1 de la calle San Sebastián, muy cerca de las ruinas del Teatro Atlante. Pero el archivo ototavense quedó mutilado para siempre por lo sucedido en aquella trágica madrugada del 2 de junio de 1841.