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La riqueza que AENA deja escapar – Por Ana Oramas

   

Aviones de la compañía aérea Sky Airlines despegan casi a diario antes de que el reloj marque las seis de la madrugada desde Antalya, uno de los paraísos turcos más codiciados por los alemanes, con destino a varias ciudades germanas. Las aerolíneas TUI Fly y Air Berlín operan desde Hurgada, en el Mar Rojo egipcio, entre la una y las tres de la mañana. Un avión de Vueling operará a partir de junio desde la isla griega de Mikonos a Barcelona poco después de las seis de la mañana. Un vuelo de Lufthansa parte todos los días a la 1.05 desde Abu Dabi a Fráncfort y cuarenta minutos más tarde lo hace otro de KLM con destino a Ámsterdam. Todos estos vuelos, que despegan desde aeropuertos situados en ciudades turísticas que compiten directamente con Canarias, no podrían operar desde Tenerife Norte, Lanzarote o Fuerteventura en una franja horaria que AENA se niega a habilitar en dichas terminales canarias.

Los responsables de la entidad que gestiona la red de aeropuertos públicos han vuelto a dar un portazo a la petición planteada por el Cabildo Insular de Tenerife para ampliar en tres horas la apertura de la terminal de Los Rodeos. Lo mismo hicieron en su momento con la demanda unánime propuesta por el Cabildo Insular de Fuerteventura y, desde el pasado 1 de noviembre, la terminal de Lanzarote cierra sesenta minutos antes, pese a reclamación expuesta por el Cabildo, Ayuntamientos y empresarios lanzaroteños. Es decir, AENA hace todo lo contrario de lo que exige el informe sobre el futuro de los aeropuertos regionales y los servicios aéreos de la Unión Europea, aprobado el pasado año por la Eurocámara, en el que se destaca la importancia de “propiciar que las regiones ultraperiféricas sean más competitivas y de promover su integración, de modo que se reduzca su diferencia económica con el resto de Europa”. Y en el que se emplaza a los estados, entre ellos a España, a que introduzcan herramientas que permitan que sean territorios más competitivos y que “dediquen una atención especial a cualquier elemento de la política económica que pueda ayudar a impulsar el turismo, como el transporte aéreo”. La política de AENA se sitúa incluso en las antípodas de lo que se propone en el Plan Nacional e Integral de Turismo 2012-2015, redactado por la Secretaría de Estado de Turismo, en el que se aboga por incrementar la demanda total de viajeros de avión y la creación de empleo estable en las instalaciones aeroportuarias. Dos objetivos que trunca en parte AENA con decisiones en las que apuesta por incrementar las tasas aeroportuarias y no ampliar los horarios de las terminales canarias, provocando con ello la huida de compañías aéreas y el despido de trabajadores.

Analizando los datos aportados por el Cabildo de Tenerife en un amplio documento sobre los beneficios que reportaría el incremento del horario operativo de Los Rodeos, no se entiende la frialdad con la que AENA despacha en una carta de tres párrafos, carente de argumentos sólidos, una petición no sólo planteada por la corporación insular sino también por las tres principales compañías aéreas que operan con la Península desde dicha terminal: Vueling, Air Europa e Iberia.

La apertura del aeropuerto de Tenerife Norte desde las 06.30 hasta las 0.30 horas podría suponer un aumento del 4% de las operaciones y generaría un incremento del volumen de pasajeros de unos 250.000 al año. Teniendo en cuenta que el 55% de los pasajeros que llegan a Los Rodeos son turistas, la repercusión directa en el sector supondría un gasto adicional de 51 millones de euros, mientras que el resto de los pasajeros permitiría una facturación en la Isla de otros nueve millones de euros.

Pese a que la ampliación del horario contribuiría al desarrollo de la economía local, facilitaría la movilidad de los residentes, los intercambios comerciales y aéreos con el resto de las Islas, la Península y los países de nuestro entorno, y la creación y mantenimiento de empleo, AENA dicta en una carta que la petición es “inviable”. ¿Inviable para quién?

En un entorno de debilidad económica y contracción de la demanda, la gestión que se realiza por parte de AENA está contribuyendo a que Canarias haya encadenado muchos meses de caída estrepitosa del tráfico aéreo. Y lo que más preocupa no son los pasajeros que se han quedado en el camino, que han sido muchos, sino que las perspectivas no invitan al optimismo. Álvaro Middelmann, asesor del consejo de administración de la compañía Air Berlín, señaló durante la celebración de la ITB alemana, la feria turística más importante del mundo, que el afán recaudatorio de AENA y el ajuste económico con recortes en servicios y la reducción del horario operativo de las terminales “puede que a corto plazo esté contribuyendo a un cierto saneamiento de sus cuentas, pero, cuando se está en una situación límite, si además hay que enfrentarte a un incremento de tasas tan importante, es un argumento para en un momento dejar de operar”. ¿Y qué hacen nuestros competidores directos? Amplían los horarios de sus terminales si existe demanda, pero además Turquía cuenta con unos costes aeroportuarios sensiblemente más bajos que España, y Grecia los redujo el año pasado. La obsesión enfermiza de AENA por recaudar y aplicar el tijeretazo en servicios nos está abocando a una situación de extrema debilidad competitiva en Canarias, con casi el 35% de desempleo. Y, en estos momentos, lo que necesitamos no son tecnócratas ofuscados con la austeridad sino gestores con una visión empresarial que apliquen las fórmulas que proponen los expertos y exigen las compañías. La solución está en manos de AENA.

*DIPUTADA DE CC EN EL CONGRESO