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Sin referentes – Por Cristina García Maffiotte

   

Abres los periódicos y se te cae el alma a los pies. Nada se salva. Todo está inundado por lo mismo. La política es un hervidero de escándalos que desde hace años sepultó conceptos como servicio público y bien común. La justicia, escenario de puñaladas que está a un paso de protagonizar un especial de Sálvame de Luxe. El empresariado, representado por un sinvergüenza y los sindicatos avergonzando, desde hace también mucho tiempo, la memoria de quienes se dejaron sangre, sudor y lágrimas luchando por los derechos de los trabajadores. El periodismo, sumergido en una crisis estructural, marcado por los despidos masivos y la pérdida de la ética y la deontología a favor de los escasos beneficios empresariales. Y mientras, la monarquía, esa que se suponía que estaba por encima de todo; la institución que nos han puesto como ejemplo durante los últimos 30 años se nos muestra ahora desnuda de nobleza como un antro.

Nos quedamos sin referentes. No hay sector del que te puedas fiar. No hay honor. No hay dignidad en quienes nos gobiernan y dirigen. Empeñados en cubrirse las espaldas y escenificando sainetes en los pasillos del Congreso y de los parlamentos regionales como si su único objetivo laboral fuera el lograr el titular de prensa más llamativo. Incapaces incluso de lo más obvio; de sentarse a pactar, por encima de partidos e ideas, un plan, un proyecto, un algo, lo que sea, que demuestre que están trabajando para nosotros. Enfrascados en peleas de patio de colegio y jugando continuamente al ‘por mi y por todos mis amigos’ para taparse las vergüenzas que todos esconden bajos las alfombras de sus partidos.

No hay nada que podamos esperar de quienes se supone que deben sacarnos de esta situación. Una situación, la crisis, a la que invocan constantemente para tomar medidas que contradicen programas y promesas electorales como si con ello quedaran exculpados de dar explicaciones. Incapaces en todas las instancias, incluso en las más altas. Demostrando que funcionan con la misma improvisación que las juntas de propietarios de cualquier comunidad de vecinos solo que, en vez de un inmueble, deciden entre pasos de la yenka el futuro de un país como Chipre. Y da miedo, porque todos sabemos que hoy es Chipre, mañana Grecia y pasado Italia o España.

Mires donde mires solo ves lo mismo; corrupción, puñaladas, trepas, mentiras… en definitiva, solo ves porquería. Mierda que nos intentan presentar como si no fuera tal. Presumiendo que somos tontos, que somos un país de atontados que seguimos creyéndonos las mentiras sin darse cuenta, siquiera, que la mierda, por mucho lazo que le pongas, por mucho que la quieras adornar, siempre huele.