
DAVID SANZ | BREÑA BAJA
Juan Carlos Pérez Arencibia está al frente del Observatorio del Roque de los Muchachos desde el año 2000, donde reside una comunidad científica internacional atraída por las condiciones de observación del cielo de La Palma y las infraestructuras de primer nivel que se encuentran en este espacio.
-Todavía hay quien duda de que sea favorable tener en la isla el Observatorio
“Sí y es soprendente escuchar cuando alguien todavía pregunta qué le da a cambio a La Palma. En cifras, el Observatorio deja unos doce millones de euros al año. En las instalaciones trabajan 180 personas, de los que más de la mitad son palmeros. El último telescopio que ha entrado es español. Se han contratado muchos técnicos formados en la antigua fábrica de tabacos Reynolds. La gente cree que en el Observatorio trabajan solo astrónomos, pero lo cierto es que por cada uno de ellos hay cinco técnicos. El Gran Telescopio Canarias tiene nueve astrónomos y la plantilla es de 65 personas. Un pueblito como Garafía tiene cuatro astrónomos profesionales. Cualquier territorio aspiraría a contar con un centro donde se hace investigación de primer nivel, se nombra en todo el mundo y celebra multitud de congresos internacionales”.
-El Observatorio es una especie de Torre de Babel, de científicos de distintos países. ¿Hay buen entendimiento?
“Sí, pero sobre todo lo que hay es un interés común. Cuando un país decide venir a La Palma a instalar una infraestructura es porque tiene interés y el Observatorio cumple con lo que necesitan. En ese sentido es fácil. Lo que sí aprendes es un cierta psicología de los países porque cada uno tiene una manera de hacer las cosas”.
-¿El Roque de los Muchachos sigue estando en primera línea pese a perder el E-ELT?
“No hay ninguna duda que en el Hemisferio Norte, Europa no tiene ningún sitio como La Palma. Cuando la Astronomía europea piensa en infraestructuras, piensa en La Palma. Europa en el sur ha desarrollado un modelo de Astronomía que lo ha hecho con más potencia económico que en el norte. En el norte se establecieron acuerdos bilaterales, país con país. Pero en el sur, Europa se unió antes. Por lo que la ESO, que promovió el E-ELT, tiene una potencia económica, de infraestructuras, mayor que en el norte, porque son países individualizados. En el norte también ha habido intentos de hacer una red, la ENO, que ha cuajado pero no tiene la entidad de la ESO”.
-¿Y en infraestructuras está bien equipado?
“Constantemente se está potenciando el Observatorio. Después vienen los telescopios. El último, el mayor telescopio del mundo, está ahora en La Palma, no sólo en el campo del infrarrojo con el GTC; sino los Magic, el Liverpool. La infraestructura que ha desarrollado España como las telecomunicaciones no lo tiene ningún Observatorio del mundo. No paramos de renovar para que esté en primera línea”.
-¿El nuevo cable de fibra óptica será también un revulsivo?
“Para el Observatorio va a haber un nodo de la red nacional de datos académica y científica. Eso existe hoy en dos puntos, Tenerife y Gran Canaria, que tienen universidades. Esto va a significar ganar en fluidez todo el tráfico de comunicaciones del Observatorio, hay que tener en cuenta que una noche de observación pueden ser terabayts de información. Esos datos pueden estar a la mañana siguiente en la mesa de los astrónomos que han pedido horas de observación. Esta infraestructuras va a permitir que los astrónomos trabajen en tiempo real en sus centros de Europa”.
-¿Un astrónomo no tiene que estar aquí para observar?
“El telescopio Liverpool, el Círculo Meridiano, que también trabaja de forma robótica y el SuperWASP, un cazador de planetas extrasolares. Estos tres funcionan de forma robótica, pero aparte de esto, en el caso del GTC hay astrónomos del propio telescopio que hacen la observación en nombre de los que han pedido la observación. Una vez tiene los datos se envían cuanto antes”.
-¿Una leyenda que pesa sobre ustedes es poco menos que están contaminando los acuíferos?
“No, en absoluto. Nosotros, entre otros récord, tenemos doce depuradoras para depurar seis metros cúbicos de agua al día, que viene a ser lo que consume un edificio de cuatro plantas. Todos los telescopios que se construyen tienen una depuradora asociada para un baño y una pequeña cocina”.
“Después tenemos la aluminización de los espejos. El William Herschel se ha encargado de aluminizar todos, menos el GTC que lo hace por su cuenta. Los espejos que se aluminizan en el William Herschel son uno o dos procesos al año. Un espejo tiene poquísimos gramos de aluminio. Para quitarlos se usa una disolución muy básica de ácido clorhídrico y se queda pegado a un paño, que después se tira. Luego se lava el espejo. En el caso del William Herschel, esa agua va a un depósito aparte, donde se decanta y el del GTC, que aluminiza con más frecuencia porque tiene 36 espejos, el resultado del lavado, el agua va a un depósito que después retira un proveedor especializado. Nosotros tenemos además un contrato con Canaragua, que van cada 15 días y chequean las depuradoras”.
-Sabrá que otra de las cosas que se le echa en cara es tener la Isla a oscuras. ¿La Ley del Cielo se está cumpliendo?
“En cualquier ciudad europea están desde hace años con esta iluminación. En general sí se cumple. Todo lo nuevo se está haciendo bien, los ayuntamientos están muy mentalizados. Quedan famosas adaptaciones antiguas donde quizá no llegó todo el dinero de las administraciones. Nosotros en España somos pioneros y en el ámbito internacional lo somos en la declaración Starlight. Desde hace años se puede ver en Europa del Norte esta iluminación que les permite ahorrar dinero. Es verdad que en Canarias la noche tiene más actividad que en estos países por el turismo. Pero aquí estamos trabajando con el turismo de las estrellas, que es un complemento muy importante para la Isla. Debemos concienciar a la población que esto no es una carga sino un potencial para la Isla”.