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“Conocer y contemplar forman mi inspiración”

   

Domingo Vega propone en Antropoflora vernácula una relación de empatía con la naturaleza. | JAVIER GANIVET

MÓNICA ACOSTA | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Antropoflora vernácula es la exposición que el artista tinerfeño Domingo Vega muestra en el Instituto Cabrera Pinto de La Laguna hasta el 29 de mayo. Casi un centenar de obras componen la exposición. Evolución de un proceso creativo, figuración pictórica que va más allá de la realidad y de lo imaginado. Una idea superior que sólo es posible en el arte.

-¿Qué es lo que quiere expresar con esta exposición?

“Antropoflora vernácula es una relación de empatía entre el ser humano y la naturaleza, representádola en una simbiosis que he llamado antropo (humano)-flora. En mis trabajos más recientes he centrado la atención en las especies canarias. De ahí lo de vernácula. Esta serie da nombre a la exposición y es una continuidad de Paisaje-Imagen. Ahora he integrado ambas series y éstas, a su vez, con obras de etapas anteriores del apartado retrospectivo, intercalando en ocasiones obras actuales y anteriores”.

-¿De dónde parte su inspiración?

“Yo no creo en la inspiración como trance repentino o estado de gracia permanente. Para mí es más bien un momento de revelación en medio del proceso. Un punto en el que todo concuerda; adquiere sentido, posee una lógica interna; descubro detalles en los que no había reparado, nuevas posibilidades. Es un momento mágico, un regalo, un hallazgo que por lo general, se produce tras un largo proceso de trabajo y de búsqueda. Diría que en mi caso procede de la naturaleza y de la historia del arte. De la contemplación, del conocimiento, de la conjunción de am-bos”.

-En un mundo dominado por las nuevas tecnologías, lo transitorio y lo inmediato, ¿qué implica el retorno a las antiguas técnicas?

“El retorno a la pintura me tocó de lleno, justo cuando empezaba a exponer en 1978 una pintura figurativa que nada tenía que ver con lo que se consideraba adecuado. Para ciertos modernos la adopción de antiguas técnicas resultaba una práctica incongruente y hasta reaccionaria. Con el tiempo se ha visto el error de muchos augurios de entonces acerca de la condición y los fines del arte. A día de hoy, gran número de artistas, y más los jóvenes, hacen pintura figurativa o interactúan sin prejuicios con diferentes disciplinas. Si hubiera que justificar el uso de la pintura, no faltarían argumentos. Baste decir que frente a la complejidad de los procesos y la dependencia técnica que acarrean las nuevas tecnologías, está la posibilidad de crear y expresarse de manera directa e inmediata, con recursos mínimos y fácilmente asequibles, como lápiz, papel, tablas, telas o pinturas. Por otra parte, se ha extendido la creencia de que la modernidad del medio implica necesariamente la modernidad del mensaje. Como también, en el extremo opuesto, hay quienes no quieren saber del tema. Yo uso el ordenador y me parece una herramienta muy útil, pero no veo que tenga que renunciar a los libros, al papel y lápiz o a la pintura”.

-Junto a la obra realizada para esta muestra existen piezas pertenecientes a instituciones y colecciones particulares. ¿Qué valores cree que estimula el coleccionismo?

“Creo que pueden resumirse en dos, según sean espirituales o materiales: goce estético e inversión económica. En ocasiones, pueden coincidir en un mismo coleccionista, aunque no necesariamente. Existen colecciones modestas que son interesantes y grandes colecciones con obras de desigual interés. Me parece importante el sentido, la filosofía y la temática de la colección. Hay que tener en cuenta que un cuadro original es de los pocos objetos domésticos que no acabarán algún día en la basura. Suele atribuírsele un valor intrínseco, incluso por parte del no entendido ni aficionado al arte. Luego está el afán coleccionista por conseguir una pieza, el placer de descubrir algo interesante para su colección. Este tipo de coleccionismo que se hace por disfrute me parece positivo y enriquecedor”.

-Se siente capaz de valorar esta etapa artística que vivimos.

“El panorama de las últimas décadas ha evolucionado hacia la diversidad y la coexistencia de tendencias y propuestas dispares. Un ambiente menos dogmático que el de la época en que yo me inicié; me parece mejor la situación actual, las hegemonías y los dogmas son letales para el arte. Por otra parte, se ha acrecentado el interés del público. Sin embargo la oficialidad y el mercado ejercen de filtros de ese potencial. Instituciones, museos, centros, ferias, bienales y demás gestores de la cultura, de alguna manera, al imponer su criterio, ofrecen una realidad artística distorsionada o parcial. Lo cual puede condicionar la creatividad y libertad del artista que pretenda acceder a los circuitos de exhibición”.

-¿En la actualidad, tiene el arte una función?

“En la actualidad y siempre, el arte ha desempeñado diferentes funciones que atañen a lo individual y a lo colectivo, tanto en aspectos materiales como espirituales. Es algo inherente al ser humano y al proceso de civilización. La aparición del arte señala un punto de inflexión en la evolución del hombre. Es algo que está ahí desde los orígenes y que ha sobrevivido a cataclismos y desastres. Regímenes totalitarios e iconoclastas han intentado acabar con él pero continúa. Aún así, no es una novedad una etapa oscura, ya ha ocurrido otras veces a lo largo de la historia”.

-¿Cómo ha evolucionado su pintura desde sus primeras exposiciones?

“Lo veo como un proceso en espiral. Una línea que parte de un punto describe una trayectoria circular que vuelve hacia el mismo punto, pero a diferente nivel. Más alto o más distante, y esa distancia es la que marca la diferencia y el alcance de la evolución. No es una metodología que me haya propuesto de antemano, sino que lo veo ahora, con el paso del tiempo y también creo que puede comprobarse en Antropoflora vernácula”.

-¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos?

“Pinturas de tema religioso y retratos. Dos temáticas en las que venía trabajando de modo paralelo a mi producción actual. Tras esta exposición, espero retomar esos trabajos, luego ya se verá. Mi trabajo avanza lento, la pintura requiere sus pausas entre capa y capa, que para mí son momentos de reflexión sobre la obra”.