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La ganadería no gana para sustos

   

Rebaño estabulado de cabras, en una instalación de las Islas. | DA

ROMÁN DELGADO | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Parece un imposible (e incluso es probable que lo sea), pero o algo cambia, y pronto, o la situación económica de muchas explotaciones pecuarias en las Islas lo tendrán muy feo para salir adelante. La causa esencial de panorama tan crítico no es otra que la subida espectacular de los precios internacionales de cereales y otros productos utilizados para la alimentación del ganado en las Islas, que, todo hay que decirlo, Canarias depende de ellos en el 99%. O sea, que todo viene de fuera.

Y el problema esencial está en que lo que llega del exterior ahora se compra mucho más caro, lo malo de jugar con los precios internacionales. Y además hay que asumir los costes de transporte, que también han subido una media del 30% de la Península a Canarias, por la escalada del petróleo y, en algunos casos, por la supuesta concertación de tarifas entre compañías.

Para un ganadero de las Islas, toda la comida de sus animales entra por el puerto, en forma de materia prima (cereales y otros productos para elaborar piensos en industrias locales), de mercadería de consumo directo, como la paja y la alfalfa, o como artículo transformado, que bien puede ser el pienso envasado que también llega de fuera. En todos estos casos, los precios se han puesto por las nubes, y ello significa que por lo que antes se pagaba 100 ahora hay que abonar 160. Si la cantidad 100 representa el 50% del coste total de producción de una ganadería, por ejemplo de bovino de leche, el umbral 160 hace subir ese porcentaje, el valor relativo sobre el global, y también, claro, el absoluto, con lo que se produce más caro, mucho más caro por unidad. Y si las ganancias ya casi no se veían, ahora menos, sobre todo porque estas actividades no pueden trasladar los mayores costes de producción a los precios de venta de sus mercaderías. Ni por asomo.

Así las cosas, los ganaderos locales han vuelto a meterse otro poquito más en el hoyo, del que quizá puedan ir saliendo si se actúa para corregir mecanismos públicos de apoyo a la importación, el más potente el REA, de manera que los balances de aprovisionamiento de este sistema relacionados con las materias primas para la alimentación de ganado productivo puedan verse más beneficiados por las ayudas, lo que es posible con la combinación de dos vías o bien quitando a unos para dar más a otros. O sencillamente introduciendo más ayudas por tonelada en los balances de insumos de alimentación. Este dinero se puede sacar de la cantidad que sobra del REA todos los años, unos dos millones de euros. Si mañana no se pasa a la acción, las efectos pueden ser muy dolorosas. Queda por ver si el camino es el REA, el Posei o estas dos cosas.Ya se está tardando.

Vacas en Tenerife. | DA

Casi imposible

Basta con repasar pocos datos oficiales para tener bien clara cuál es la dependencia de Canarias del exterior en materia de insumos de alimentación para actividades ganaderas productivas. La dependencia, y ya se avanza, es total. Bueno, sólo si se puede considerar que decir total equivale al 99%, que esto es lo que pasa en el Archipiélago.
Ello implica que, si los mercados mundiales de cereales y otras materias primas tosen, las Islas ya tienen el pañuelo en la nariz. Y esto es justo lo que ha venido ocurriendo desde mediados del año pasado, cuando se inicia la escalada en el precio de estos insumos.

Pero lo peor en este momento es que ya no basta con sonarse, pues el problema ha dejado de ser de vías altas para introducirse en el pecho, donde más peligro ofrece. Entonces toca antibiótico, y ello, en el campo canario, siempre es sinónimo de ayuda pública, directa o indirecta. Pero no hay: problema.

¿Qué ha pasado en todo este tiempo y cómo se llega a la situación actual? Fácil. Al depender tanto del suministro de materias primas básicas para la elaboración de alimentos del ganado del exterior, del resto de España y de los principales proveedores del mundo (en millo, trigo, cebada, avena y otros productos como soja y alfalfa), Canarias siempre se abastece a precios internacionales, lo que es bueno cuando la tendencia es a la baja en la cotización y muy malo cuando es la contraria. Desde julio pasado hasta hoy domina la dinámica alcista, como aseguran las organizaciones profesionales agrarias radicadas en las Islas (entre ellas COAG-Canarias y Asaga), y el valor de las compras de productos básicos para la elaboración de piensos se ha encarecido sobremanera, tanto que, cerrado el mes pasado, por poner sólo un ejemplo, el incremento medio del valor de transacción para estos artículos era del 60%.

¿Y por qué? Para entenderlo, primero hay que dar un repaso al subsector pecuario de las Islas, que utiliza como combustible que pone en marcha el motor de las explotaciones, el ganado productivo, el pienso, hecho con cereales y otras materias primas. Éstos componentes casi no existen en Canarias, y la prueba de ello es que los ganaderos de las Islas sólo se autoabastecen por debajo del 1%. El resto, el famoso 99%, viene de fuera. Y en el exterior hoy se compra muy caro. Muy caro porque el precio se ha elevado debido a un incremento excesivo de la demanda (tiran mucho países emergentes de Asia y Sudamérica, que antes no contaban); las materias primas se han convertido en valores refugio (de inversión del gran capital ante la incertidumbre de las operaciones financieras) en la prolongada coyuntura de recesión económica, y además ha habido un leve descenso de la oferta, muy limitado.

Con este panorama, la materia prima es mucho más del que mejor la paga, la ley de la oferta y la demanda, y el tirón del precio se torna exponencial, con lo que se llega a la situación actual, con un aumento promedio del coste de aprovisionamiento de insumos de alimentación para ganaderías locales del 60%.

Esta subida no tendría tantas consecuencias en el subsector pecuario local si éste estuviera más capitalizado, lo que no ocurre, o si se hubieran implantado economías de escala o de aglomeración, lo que tampoco pasa. Y también si el efecto de esta subida en el coste de producción unitario no fuera tan relevante, que lo es y mucho.

Para verlo claro, hay que decir que lo que un ganadero gasta en alimentación, siempre como valor medio, representa entre el 55% y el 60% del gasto total de producción, lo que viene a significar que la subida del 60% impacta de lleno en la mitad del coste de producción y con ello coloca a muchas explotaciones, al menos las menos solventes, en parámetros en los que es imposible ganar dinero.

Esto es lo que está ocurriendo en la actualidad en Canarias, y lo peor quizá sea que no hay soluciones a la vista. Pero hay más. A la subida de los insumos destinados a alimentación hay que unir incrementos promedios del 30% en el coste del transporte marítimo desde Península a Canarias, por la subida del petróleo. Y es que los males nunca llegan solos.

Domingo Berriel | DA

Alivio en el REA

Los problemas se ven con mayor nitidez a través de ejemplos sencillos. Por ello, conviene observar con detalle qué situación económica genera la fuerte subida del precio de los piensos en una granja de bovino de leche de tipo familiar, esto es, en una explotación de frisonas (medias diarias de 28-30 litros a 305 días) con entre 40 o 50 vacas en ordeño.
Este ganadero, que puede ser uno instalado en La Laguna, ha visto en todo este tiempo cómo su principal coste de producción se ha disparado el 60% en un abrir y cerrar de ojos. Ello significa que el alimento por el que antes de julio tenía que pagar 100 hoy paga 160, lo que repercute de forma extraordinaria en el coste integral de su medio de producción y también implica que, por tener que abastecerse a precios más caros, tiene más posibilidades de asumir mayores costes financieros en el pago de sus deudas.

Todo esto no estaría tan mal si el impacto vía coste se pudiera trasladar al precio de su mercadería, en este caso la leche fresca de vaca. Pero no; estos vasos no se comunican. La leche se sigue pagando a un precio similar desde hace muchos años. No hay subida posible, con lo que el problema se agudiza y sólo queda esperar a que los insumos bajen.
Si el precio de venta del producto de calidad que genera el ganadero no se puede vender más caro, sólo queda compensar pérdidas con actividades complementarias, que las hay, o bien con ingresos atípicos. Pero éstas también fallan. Y es que el estiércol no se vende o se comercializa a un precio cada vez más bajo. Prácticamente ya sólo se echa en la platanera, y el horno aquí tampoco está para bollos, con lo que hay otra salida bloqueada.

La otra vía es la producción de carne o de terneros, que se encuentran con muros casi idénticos: engordar significa alimentar y hacerlo entre 10 y 12 meses, y por el ternero destetado se paga nada o casi nada. Y para poner las cosas más al rojo vivo, el precio de la carne de calidad, de ternero del país, en canal y fuera de matadero, es el mismo de hace un lustro, por no decir más años, o sea, 4 euros por kilo o 4,20, e incluso menos. La cosa, como se ve, se pone imposible. Soluciones siempre hay, pero las que se proyectan parecen no ser inmediatas, y menos como están hoy las arcas públicas: vacías. La organización COAG-Canarias, como también han visto otras entidades del sector primario local, apunta en dos vías para intentar salir del entuerto, y las dos son ya clásicos de este problema estructural: cambios en el Régimen Específico de Abastecimiento (REA) y actuaciones dirigidas a potenciar la producción de cereales y forraje en las Islas (vía Posei), algo que de forma tímida dibujó la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, en la etapa anterior a la de Domingo Berriel, y asunto que hoy, si se hace balance, no ha contribuido en nada a mejorar las cosas. Se incluyó una medida en el Posei para potenciar el cultivo de cereales (una ayuda de 300 euros por hectárea), pero esto de poco ha servido. Las acciones previstas en el Plan Ganadero para investigar e implantar cultivos de forrajeras también se han dado un leñazo. Algunas de ellas estaban al mando del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA).

Sobre el REA, COAG-Canarias apunta a la medular: que el dinero sobrante de la ficha financiera actual alimente, y nunca mejor dicho, los balances de aprovisionamiento de insumos de alimentación para el ganado (cereales, paja, soja y alfalfa), hasta elevar la ayuda a la importación por tonelada en estas partidas en cantidad suficiente y así compensar la fuerte subida de los insumos. COAG-Canarias cree que de la ficha anual del REA (72,7 millones) sobran unos dos millones, más o menos, cantidad que no se gasta, y son éstos con los que se puede echar una mano, además de insistir en el ataque a las ayudas que el REA (o exenciones arancelarias) concede a determinados productos que compiten de forma directa y “desleal” con las ofertas locales: carnes, quesos y derivados lácteos, principalmente. Volvemos a la situación clásica de Canarias, la de tener que empezar de cero.