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EL ANÁLISIS > POR LEOPOLDO FERNÁNDEZ

Lo esperado

   

El Cabildo tinerfeño abre nueva legislatura con el mismo presidente de la anterior.

El triunfo electoral del nacionalista Ricardo Melchior no ha constituido ninguna sorpresa, con arreglo a las últimas encuestas difundidas en el tránsito final de la campaña electoral; eso sí, la diferencia sobre su más inmediato rival, el médico Antonio Alarcó, ha sido sensiblemente menor que la que habían pronosticado los especialistas.

Tenerife sigue siendo un bastión para CC, aunque el doctor Alarcó ganara al ingeniero Melchior la plaza del Senado, en las últimas elecciones generales.

Mucho se ha especulado con la posibilidad de que Alarcó, cabeza de lista del Partido Popular, pudiera alcanzar un acuerdo con Aurelio Abreu, candidato del PSOE, dadas las conocidas, y al parecer profundas, diferencias personales, que no políticas, entre el representante popular y el nacionalista; esa posibilidad sigue en el horizonte ya que los votos la han dejado abierta, al sumar las tres fuerzas no nacionalistas del Cabildo más consejerías que CC, al menos cuando escribo estas líneas, sobre la medianoche electoral. Habrá que ver cómo evolucionan los últimos recuentos de votos y los pactos en el nivel municipal, incluso en el ámbito autonómico, para ratificar si el presidente de la Corporación insular tinerfeña debe pasar por la moción de censura o puede culminar su mandato con plena tranquilidad.

Lo que en estas últimas horas de la jornada electoral doy por sentado es que, a menos que surjan imponderables hoy impredecibles o que la pieza política por cobrar sea de caza mayor -por ejemplo, el Gobierno autonómico-, CC no va a perder por las buenas lo que viene considerando como una de sus tres joyas insulares -las otras dos son los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna.

Por primera vez en los últimos años, el Cabildo de Tenerife abre sus puertas a un partido minoritario, lo que, sin duda, contribuirá a animar el cotarro político y a romper esa presencia continuada, que parecía eternizarse desde el comienzo de la democracia, de los habituales tres grandes partidos.

Al Cabildo tinerfeño, probablemente la corporación mejor gestionada de Canarias, le aguardan cuatro apasionantes años.
No en vano se trata de la primera empresa de la Islas, con 5.000 trabajadores a su servicio, un presupuesto de 700 millones de euros y casi medio centenar de empresas públicas -número que habrá que reducir necesariamente por razones de austeridad.

Además posee una amplísima lista de competencias que condicionan en muchos casos la vida de todos los tinerfeños.