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ELECCIONES 22M > EL DEBATE

PSC y PP combaten el desencanto mientras Rivero promete trabajo

   

Soria y Pérez defiende la necesidad de un cambio de Gobierno y Rivero por seguir trabajando. /ACFI Press



B.A. / J.M.P.
| SANTA CRUZ DE TENERIFE

El segundo y último debate de los tres principales candidatos a la Presidencia de la Comunidad Autónoma propició un acercamiento involuntario entre el Partido Popular (PP) de José Manuel Soria y el Partido Socialista (PSC) de José Miguel Pérez al coincidir en la necesidad de combatir el desencanto y la indiferencia mientras que el candidato de Coalición Canaria (CC), Pualino Rivero, volvió a reiterar su compromiso por trabajar para sacar adelante a la Comunidad Autónoma.

José Manuel Soria aprovechó, sus últimos dos minutos de comparecencia en la pantalla de Televisión Española en Canarias, para solicitar el voto de la izquierda desengañada mientras que José Miguel Pérez abogó por no caer en la resignación para cambiar los 18 años de gobiernos de CC y el PP. Sin embargo Paulino Rivero confió en el conocimiento que los ciudadanos canarios tienen de sus cuatro años de gestión al frente del Gobierno regional.

En la segunda oportunidad, los tres candidatos con más posibilidades de llegar a la Presidencia de la Comunidad Autónoma cambiaron la radio por la televisión pero tampoco quisieron confrontar ideas ni hicieron el mínimo intento por romper unas reglas de juego pactadas previamente.

El orden se impuso y, salvo algún intercambio de mensajes más o menos irónicos entre Pérez y Soria por la gestión desarrollada por ambos al frente del Cabildo de Gran Canaria en distintos mandatos, cada uno de los candidatos repitió los mensajes que llevan exponiendo en los últimos diez días.

Tras hacer un repaso por la situación del paro, la sanidad, la educación, los servicios sociales y la administración pública, principalmente, José Manuel Soria fue el primero en concluir su intervención contando la historia de un padre de familia de izquierdas, quien desilusionado por las consecuencias de la crisis, se le acercó para decirle que le iba a votar “porque creo que es mi tabla de salvación”. Soria recordaba a la niña de Rajoy de las elecciones generales de 2008 aunque cambio los sueños del dirigente nacional del PP por una petición, dirigía a las personas de “izquierdas para que dejen a un lado” su ideología.

A continuación José Miguel Pérez se dirigió a los ciudadanos que piesan que “todo va seguir igual” para decirles que el problema es la “resignación” y que, “de esa manera, todo seguirá” como en los últimos 18 años.

El candidato del PSC dijo que “no me resigno” y que lo importante era la posibilidad que se presenta el próximo domingo “para cambiar y mejorar” Canarias.

Paulino Rivero aseguró que le conocen en todas las Islas y que, en cada una de ellas, saben lo que ha hecho por las mismas. Con esto anetcedentes, Rivero afirmó que “todos los canarios saben que he tenido que plantar cara” para defender “lo mejor” para esta tierra. El candidato a la reelección reclamó el apoyo de los ciudadanos porque su compromiso es el de “seguir trabajando por Canarias y por todo los canarios”. Rivero presentó su gestión como aval del voto.

Burros y palabras

No se miraron a los ojos, Soria recuperó los tics abandonados desde hace tiempo, Paulino tiró de gestión y José Miguel Pérez reconoció ser el menos conocido pero como una virtud, no ha estado toda la vida en política. Fue un no-debate encorsetado, con candidatos nerviosos, poniéndose y quitándose coquetamente las gafas cuando iban a hablar a cámara, sin telegenia, sencillo, sin tensión. Sólo Soria lanzó cinco veces elmensaje “si yo soy presidente”. Rivero vendió gestión, mucha gestión, pero no habló del futuro. Pérez descubrió en el cajón del Cabildo de Gran Canaria los proyectos metidos ahí por Soria y recuperó la idea de Adán Martín deleje transinsular. Los tres pusieron la mirada en eldomingo, separándose entre sí, distanciandose, como con vergüenza de reconocer que el lunes tendrán que descolgar teléfonos para gobernar con mayoría suficientes. En su alocución final, Rivero olvidó a los gomeros y gracioseros y Soria ofertó a sus rivales una dieta de adelgazamiento y Pérez ofreció la creación de una oficina antifraude para controlar la limpieza. No hubo debate, solo humo.