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POR JOSÉ L. CONDE>

Temor

   

Hemos entrado en una nueva era de temor. La inseguridad vuelve a ser un ingrediente activo de la vida política en las democracias occidentales. La inseguridad causada por el terrorismo, desde luego, pero también de forma insidiosa, el temor a la velocidad incontrolable del cambio, el temor al paro, el temor a perder terreno frente a otros en una distribución de recursos cada vez más desigual, el temor a perder el control de las circunstancias y rutinas de nueva vida diaria”. Esta párrafo está extractado del ensayo Algo va mal, de Tony Judt (Londres, 1948-Nueva York, 2010), quien en los últimos años de su vida padeció la enfermedad de Loy Gehring, que va anulando el sistema de nervioso, hasta el punto de necesitar ayudantes de investigación y transcriptores para legar este valeroso manifiesto: una declaración de principios progresistas, una vindicación de la legitimidad de lo público y lo universal como valores de la izquierda, según Antonio Muñoz Molina. Judt analiza las consecuencias de las dos Guerras Mundiales que derivan en la postura consensuada de que el Estado tenía que intervenir para acabar con las desigualdades, el paro, la sanidad solo para los pudientes y la restricción de las libertades. Este consenso duró hasta los años ochenta, momento en que creció la idea de que el Estado debería sepultar su actitud paternalista y dejar paso a una sociedad que se regulara a sí misma. Sin embargo, aquella revolución socialdemócrata ha sido un estrepitoso fracaso y como botón de muestra basta ver cómo la brecha entre los ricos y pobres se ha ido acrecentando y el desempleo masivo es “una característica endémica de las sociedades avanzadas”. Judt nos aclara caminos para que sepamos criticar a quienes nos gobiernan, pero antes debemos librarnos del “círculo de conformidad en el que tanto ellos como nosotros estamos atrapados”.

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