SANTIAGO TOSTE | SANTA CRUZ DE TENERIFE
El Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife brinda hoy (20.30 horas) la última oportunidad para asistir a La cena de los idiotas, la aclamada obra de Francis Veber, en un montaje de Juan José, Cuco, Afonso que está protagonizado por Agustín Jiménez, Félix Álvarez y Josema Yuste. Ésta es una propuesta escénica que tiene como objetivo hacer reir, y mucho, pero también plantear una crítica social que nos mueva a pensar un poco acerca de los inocentes, de esa buena gente que convive en un mundo donde los listos, qué remedio, siempre tienen las de ganar. Del teatro, de la vocación de cómico y del humor, habló DIARIO DE AVISOS con Josema Yuste. Sin duda, una de las personalidades que más sabe de esto en este país.
-¿Qué representa para usted esta nueva experiencia en las tablas, La cena de los idiotas?
“Es la tercera comedia en la que me involucro como actor y coproductor. Y también la tercera ocasión en la que recibo el aplauso del público. Lo cual me dice varias cosas: una, que debo seguir dedicándome a hacer reir; y dos, que cuando las cosas se hacen con trabajo y, sobre todo, con ilusión, obtienes tus frutos. Me podré equivocar mañana, por supuesto, porque el que no arriesga, nunca se equivoca, pero hoy por hoy estoy muy satisfecho con todo esto”.
-Usted viene del mundo del humor. ¿Tuvo que superar algún prejuicio de la crítica o del público para que además le considerasen como lo que es: un actor?
“No. De hecho, la primera función que hice, Nadie es perfecto, es en gran medida una comedia romántica, donde aparte de mis dotes de humorista también ejerzo de actor. Al principio tenía un poco de miedo, pero pronto me di cuenta de que el público lo aceptaba perfectamente. Creo que me desenvuelvo bien en este campo de la comedia. Pero además, siempre tuve la idea de que quería ser actor. Nunca pensé en ser humorista, eso fue casualidad: me siento actor cómico sobre cualquier otra cosa”.
-Y en esa carrera interpretativa, ¿alberga la idea de desarrollar un papel dramático?
“Ni siquiera me lo planteo. No me cierro la puerta a nada, pero hoy tengo claro que lo que quiero es hacer comedia. Una comedia bien presentada, con el mejor reparto posible, donde la gente se sienta satisfecha de lo que recibe a cambio del precio que ha pagado por la entrada”.
– Y sin embargo, todavía albergamos algo de ese prejuicio que pretende dotar de mayor profundidad a los dramas…
“Sin duda, pero la comedia es muy difícil. Es un género que quizás esté un poco maltratado por algún sector de la profesión, pero a mí eso me importa poco: es lo que quiero hacer, y también es lo que la gente espera de mí. En definitiva, estoy de acuerdo con la gente que viene a vernos y disfruta con nuestro trabajo”.
-Al presentar La cena de los idiotas, ustedes subrayan el hecho de que en tiempos tan complicados, el público agradece más si cabe pasar un buen rato, que le diviertan con un buen espectáculo…
“Sin duda. Desde hace dos años para acá, percibimos de forma más evidente que la gente necesita evadirse de forma imperiosa. Quiere evadirse con lo que sea, y el teatro de comedia es una buena opción. La risa es una de las cosas, como el deporte o el sexo, que genera más endorfinas. De manera que estamos encantados de vender risas, de fabricar carcajadas y de contribuir, aunque sea por un rato, a hacer más felices a nuestros semejantes”.
-¿Y qué cuestiones no le hacen ninguna gracia? ¿De qué aspectos nunca haría un chiste o se reiría Josema Yuste?
“El respeto es fundamental. Nunca me reiría con malsana intención de algo que es tan trascendente para muchos como la religión, la condición sexual, la raza… Puedo pasar por encima, hacer alguna broma, pero nunca usando la mala intención. Así, por ejemplo, si bien soy católico porque me bautizaron, albergo muchas dudas acerca de la existencia de Dios. Eso no quita para que sienta un gran respeto por la gente que es católica y soy incapaz de reírme de ellos…”.
-Hay numerosos y grandes referentes en el mundo de la comedia. ¿Cuáles son los de Josema Yuste?
“Nunca tuve un ídolo en concreto. He disfrutado con el cine, con el teatro…; con el trabajo de grandes directores y actores. Las buenas comedias tienen un ritmo muy especial, un tempo… Las exageraciones, por ejemplo, nunca me han gustado, el histrionismo no va conmigo. Billy Wilder es un gran ejemplo de lo que prefiero. Hizo unas comedias maravillosas y sacaba gran partido a sus actores. De todas maneras, al margen de preferencias, cualquier persona que se suba a un escenario y haga reir a los demás, a través del vehículo que sea, histriónico o más sobrio, me merece un gran respeto”.
-¿Y cuáles son aquellos retos o sueños que quisiera ver cumplidos algún día a nivel profesional?
“Voy viviendo muy día a día. En mi trabajo, y en todo lo demás. Me levanto cada mañana con ilusión y pasión por lo que hago. Procuro que las cosas salgan bien hechas, para que el presente vaya formando el futuro”.