“Si uno es malo, el otro es peor”

En Perú han concluido unas elecciones presidenciales en segunda vuelta que han venido marcadas por la frase “si uno es malo, el otro es peor”, con los términos intercambiables entre los dos candidatos, Ollanta Humala y Keiko Fujimori.

Ha vencido el primero según los datos no definitivos, pero por muy escaso margen, ya que en la diferencia obtenida a su favor en el propio país, habría que restarle lo que de ventaja hubiera tenido Fujimori en el exterior, ya que en la primera vuelta ella había ganado claramente entre los peruanos de la diáspora.

Los fantasmas de Hugo Chávez y de Alberto Fujimori han rondado la campaña, el primero como inspiración de Humala, y el segundo como progenitor biológico y político de Keiko.

Parece contradictorio que un nacionalista como Humala se inspire en líderes extranjeros. Primero en Chávez y actualmente dice que en Lula da Silva. Respecto al venezolano, aún falta por ver su alejamiento, porque el peruano es un militar de los que consideran que el éxito justifica los medios para llegar a el y tiene un pasado oscuro de tentaciones golpistas, como el venezolano. Le puede suceder como a Chávez, como militar cree que la estrategia incluye el engaño y que la mentira es sólo un instrumento más en la “guerra” política. Que lograr el éxito en el objetivo lo tapa todo luego. La comparación por otra parte con Lula da Silva choca con la realidad de características personales distintas. Humala es un populista, acostumbrado a dar órdenes por profesión, poco equiparable con el brasileño, un personaje con muchos años de sindicalista, alguien que por oficio tiene que ser negociado, y eso se pudo ver en su gestión presidencial.

Su distanciamiento de Chávez es poco convincente. Los dos siempre se han entendido. Chávez es quien ha financiado su carrera, hasta tal punto de que Ollanta, de todos los candidatos en primera o segunda vuelta fue el que dedicó mayores recursos económicos a su propaganda, sin que se sepa exactamente de dónde venían. Es fácil pasar el dinero venezolano por la frontera boliviana y para Chávez, con el apoyo de los hermanos Castro y Cuba, sumar Perú a sus adláteres de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y hasta Argentina y Paraguay, es aumentar su poder en Sudamérica y la capacidad de voto para sus tesis en los organismos internacionales y regionales. Desde ese entorno político, se sabe mucho de promesas y garantías incumplidas que terminan en desastres

En cualquier caso, Humala ya es el presidente electo y más que por las suposiciones, por los hechos se le va a conocer. En este caso hay algo más que la elección de un presidente, sino que están en juego las relaciones entre estados en América, la institucionalidad y la economía peruanas, que en los últimos años duplicó el ingreso per cápita, redujo a la mitad la pobreza y alcanzó un crecimiento promedio anual cercano al ocho por ciento. Ya se verá si es un creador o un destructor. De momento, la Bolsa se hunde.